domingo, 25 de octubre de 2009

Zapatos Italianos


Acabo de concluir la lectura de “Zapatos Italianos”, de Henning Mankell (Tusquets Editores, Fábula, 370 páginas).

Fredrik Wellin, médico retirado, vive solo en una isla cercana a la costa sueca, hasta que la llegada de un antiguo amor al que abandonó en el pasado irrumpe en su monótono pero buscado aislamiento. Se trata de Harriet, quien, gravemente enferma, ha venido a pedirle que cumpla la antigua promesa de juventud de llevarla a una laguna al norte del país. Harriet trae consigo a Louise, una hija de ambos, de cuya existencia él nada sabía. Obligado, ahora, a asistir al lento final de Harriet y a crear unos vínculos paterno-filiales con quien, en realidad, es una desconocida, Fredrik iniciará un viaje hacia su propio dolor. Los errores del pasado sepultados en la soledad de la isla reavivan sus remordimientos. Entre ellos, el terrible secreto que lo alejó de la profesión y por el que decidió huir del mundo.

Así, el implacable invierno nórdico y el inhóspito paraje en el que habita el protagonista son un reflejo de su interior. Y la atmósfera de vacío y muerte que se extiende en esa inmensidad glaciar es el castigo que se inflinge a sí mismo. Atormentado por la culpa, Fredrik deberá saldar cuentas con el pasado para, ya en la vejez, recuperar la capacidad de vivir en compañía sin esconderse de la realidad.

Lejos de los excesos del melodrama, Mankell retrata con sobriedad a un hombre sacudido por la tragedia. En la mejor tradición literaria sueca, logra que el paisaje, desolador e inerme, dominado por el hielo que alcanza el horizonte, describa la elección vital de su protagonista. Arriesgada, existencialista y muy nórdica, Zapatos italianos es la oportunidad de descubrir la vertiente más intimista del gran maestro del género policíaco.



Henning Mankell
(Estocolmo, Suecia, 1948) divide su tiempo entre Suecia y Mozambique, donde dirige el teatro nacional Avenida de Maputo. Autor de numerosas obras de ficción y uno de los dramaturgos más populares de su país, es conocido en todo el mundo por su serie de novelas policiacas protagonizadas por el inspector Kurt Wallander, traducidas a treinta y siete idiomas, aclamadas por el público, merecedoras de numerosos galardones (como el II Premio Pepe Carvalho) y adaptadas al cine y la televisión (entre otros, por el actor Kenneth Branagh).

sábado, 24 de octubre de 2009

El testamento francés


Acabo de concluir la lectura de "El testamento francés", de Andreï Makine (Tusquets Editores, Fábula, 287 páginas).

Cuando Andreï Makine llegó a Francia desde su Siberia natal escribía ya en francés. Y en esa lengua redactó sus dos primeras novelas, que sólo consiguió publicar, después de que varias editoriales las rechazaran, gracias a un engaño: inventó a un traductor —con el nombre, en masculino, de su bisabuela materna, Albertine Lemonnier—, quien teóricamente habría traducido del ruso la obra del autor. Tan sólo después de que a duras penas viera la luz su tercer libro en 1994, logró afirmar su calidad de escritor francés. Pero ¡hete aquí que su cuarta novela, El testamento francés, que apareció humildemente en una pequeña editorial, gana en 1995 el Premio Goncourt y de pronto vende más de medio millón de ejemplares!...

Precisamente en El testamento francés nos revela Makine, sin proponérselo, parte de estas vicisitudes: ¿cómo podría haber sido de otro modo en una novela como ésta, la más autobiográfica de cuantas ha escrito? Reflexiona sobre ella Héctor Bianciotti en Le Monde:: «En ese género, cuanto más se avanza enmascarado, más corre uno el riesgo de acercarse a sí mismo, y así hasta perderse de vista...».

Este es el relato de un hombre, nacido en las heladas estepas siberianas y obsesionado con una fabulosa Atlántida, y de su excepcional abuela materna, Charlotte, fuente inagotable de historias que, a lo largo de su vida extraordinaria, le va contando casi desde la cuna. Hija de una familia francesa que se traslada a Rusia en 1903, poco después de la visita del zar Nicolás II a París, Charlotte, que es una mujer culta, nostálgica de la ciudad y de sus cafés iluminados, pese a la dura travesía de episodios atroces, les habla a sus nietos, hijos de la era postestalinista, de hechos extravagantes extraídos de viejos periódicos ocultos en una maleta que ha escapado por milagro a dramáticos éxodos y desgarradas vivencias. Pero también les cuenta fábulas, les lee extraños textos, les recita poemas en francés, les enseña viejas fotos que los trasladan muy lejos de su miserable realidad y que los convencen de que la Atlántida a lo mejor existe... ¡y de que bien merece ser conquistada!

Y así lo hizo Makine: encontró su Atlántida no sólo en Francia, sino en su lengua, en la lengua de las historias de Charlotte.



Andreï Makine
nació en 1957 en Krasnoiarsk, Siberia. Tras estudiar en Kalinin y en Moscú, fue profesor de filosofía en Novgorod. En 1987, a los treinta años, se exilió en Francia, donde reside desde entonces. Todas sus novelas han sido traducidas a numerosos idiomas. En 1995 recibió por El testamento francés el Premio Goncourt y el Médicis; La música de una vida le valió el Grand Prix RTL-Lire en 2001. Sin embargo, pese al éxito de sus novelas, Makine es un escritor, como afirma Bernard Pivot, «demasiado secreto, reservado y exigente consigo mismo como para abandonarse a la menor muestra de satisfacción hacia su propia obra».


martes, 20 de octubre de 2009

La insoportable levedad del ser


Acabo de concluir la lectura de "La insoportable levedad del ser", de Milan Kundera (Fábula Tusquets Editores, 329 páginas).

«Esta es una extraordinaria historia de amor, o sea de celos, de sexo, de traiciones, de muerte y también de las debilidades y paradojas de la vida cotidiana de dos parejas cuyos destinos se entrelazan irremediablemente. Guiado por la asombrosa capacidad de Milan Kundera de contar con cristalina claridad, el lector penetra fascinado en la trama compleja de actos y pensamientos que el autor va tejiendo con diabólica sabiduría en torno a sus personajes. Y el lector no puede sino terminar siendo el mismo personaje, cuando no todos a la vez. Y es que esta novela va dirigida al corazón, pero también a la cabeza del lector. En efecto, los celos de Teresa por Tomás, el terco amor de éste por ella opuesto a su irreflenable deseo de otras mujeres, el idealismo lírico y cursi de Franz, amante de Sabina, y la necesidad de ésta, amante también de Tomás, de perseguir incansable una libertad que tan sólo la conduce a la insoportable levedad del ser, se convierten de simple anécdota en reflexión sobre problemas filosóficos que, afectan a cada uno directamente, cada día.»



Milan Kundera nació en 1929 en Brno, actual República Checa. Escritor checo, nacionalizado francés. Tras la invasión rusa de 1968 perdió su puesto de profesor en el Instituto Cinematográfico de Praga, sus libros fueron retirados de la circulación y tuvo que exiliarse en Francia. Después de su primera novela, El libro de los amores ridículos (1968), publicó La broma (1968), La insoportable levedad del ser (1984) y La inmortalidad (1990), entre otras. Ha escrito también una obra de teatro, Jacques y su amo (1971), y algunos ensayos.

Sus novelas se sitúan a medio camino entre la ficción y el ensayo, y hacen uso frecuente de la ironía, la presencia de diversas voces narrativas, la confusión entre elementos reales y ficticios y la digresión. En ellas el autor se enfrenta a sus propios fantasmas personales, el totalitarismo y el exilio, al tiempo que ahonda en los grandes temas de la libertad y la eticidad desde un profundo desengaño, a veces difícil de percibir tras su estilo aparentemente ligero y amable.

domingo, 18 de octubre de 2009

La mancha humana


Acabo de concluir la lectura de "La mancha humana", de "Philip Roth" (Debolsillo, 432 páginas).

En el verano de 1998, el doble azote del puritanismo y la corrección política recorre Estados Unidos a causa del escándalo Lewinski. Coleman Silk, un viejo catedrático de una pequeña universidad de Nueva Inglaterra, se ve obligado a jubilarse cuando sus colegas lo acusan de racista. Lo asombroso del dictamen es que la verdad sobre Silk podría acallar hasta al más virulento de sus detractores. Su secreto, escondido durante cincuenta años a esposa, familiares y amigos, servirá al escritor Nathan Zuckerman para reconstruir la biografía desconocida de Silk y entender cómo puede llegar a desenmarañarse una ficción de vida tan ingeniosamente armada.

«Una maravillosa historia donde coexisten el coraje y la decadencia, la mentira y el pundonor, la necesidad y el fracaso.» José María Guelbenzu, Babelia



Philip Roth
(Newark, Nueva Jersey, 1933) forma, junto a Norman Mailer y a John Updike, el gran triunvirato de las letras americanas actuales. Como ellos, Roth puede presumir de inconformista y provocador. De familia judía, estudió en la Universidad de Chicago, donde fue profesor de inglés. Más tarde, enseñó Creación Literaria en Iowa y Princeton.

Philip Roth obtuvo el premio Pulitzer por Pastoral americana en 1997. En 1998 recibió la Medalla Nacional de las Artes y las Letras en la Casa Blanca, y la Medalla de Oro de Narrativa, concedida anteriormente a John Dos Passos, William Faulkner y Saul Bellow, entre otros. Ha sido galardonado en dos ocasiones con el National Book Award y el National Book Critics Circle Award. Ha ganado el PEN/Faulkner Award tres veces. En 2005, La conjura contra América obtuvo el premio de la Society of American Historians. Recientemente Roth ha recibido los dos premios PEN de mayor prestigio: en 2006 el PEN/Nabokov Award y en 2007 el PEN/Saul Bellow Award por Logro en la Literatura Norteamericana.

Philip Roth será el tercer escritor norteamericano vivo cuya obra publicará la Library of America en una edición completa y definitiva. Está previsto que el último de los ocho volúmenes vea la luz en 2013. Obras publicadas en Random House Mondadori: La conjura contra América (Mondadori 2005, Debolsillo 2007); El pecho (Mondadori 2006, Debolsillo 2007); Elegía (Mondadori 2006, Debolsillo 2008); Deudas y dolores (Mondadori 2007, Debolsillo 2008); El profesor del deseo (Mondadori 2007); Sale el espectro (Mondadori 2008, Debolsillo 2009); Lecturas de mí mismo (Mondadori 2008); Nuestra pandilla (Mondadori 2008), e Indignación (Mondadori 2009). Además se han publicado también en Debolsillo: Pastoral americana; Me casé con un comunista; Operación Shylock; El teatro de Sabbath; Cuando ella era buena; Zuckerman encadenado; La contravida; Patrimonio; El oficio: un escritor, sus colegas y sus obras; Mi vida como hombre; Goodbye, Columbus; La mancha humana; El mal de Portnoy, El animal moribundo y Los hechos.

jueves, 15 de octubre de 2009

El Palacio de los Sueños


Acabo de concluir la lectura de “El Palacio de los Sueños”, de Ismaíl Kadaré (Alianza Editorial – Biblioteca Kadaré, 228 páginas).

El Palacio de los Sueños que domina esta novela es el símbolo de la dominación total del Estado sobre sus súbditos. En una nación que calca el modelo real del Imperio Otomano, el gobierno ha establecido la obligación de que los ciudadanos recojan sus sueños por escrito y los entreguen a una vasta red de funcionarios que alcanza incluso las aldeas más remotas. En un enorme y tétrico ministerio, el Palacio de los Sueños, los textos son recibidos por un ejército de mediocres burócratas e interpretados en busca de señales de deslealtad al régimen que pudieran quedar ocultas en el devenir diario. Interpretados y seleccionados para reducirlos a un pequeño número de sueños considerados significativos que son enviados a una instancia superior donde vuelven a ser cribados y así sucesivamente hasta encontrar El Sueño, la expresión perfecta del inconsciente colectivo del país, la señal de la dirección que ha de tomar el gobierno para mejor controlar al pueblo. Y en esa tarea imposible, imposible porque el poder nunca es lo bastante absoluto para los sedientos de él, se afana el protagonista, procedente de una familia venida a menos y miembro por recomendación de la hueste que encerrada en salas oscuras y frías analiza los sueños de sus conciudadanos, lleno de dudas y sabiéndose destinado a envejecer tristemente, acumulando con dificultad minúsculos ascensos que el menor error real o imaginario desbaratará de inmediato y condenando a personas inocentes sin darse cuenta, sólo porque alguien interpretó su interpretación de una forma en vez de otra.



Ismaíl Kadaré
nació en Gjirokastra (Albania) en 1936. Siendo un niño, vivió la Segunda Guerra Mundial, la ocupación de su país por la Italia fascista, la Alemania nazi y la Unión Soviética, hasta la instauración de la dictadura comunista de Enver Hoxha en Albania en 1944.

A los diecisiete años ganó un premio de poesía en Tirana que le valió la autorización para partir a Moscú a estudiar en el Instituto Gorki, del que fue expulsado en 1961, tras la ruptura de relaciones entre el país balcánico y la URSS. En el instituto moscovita escribió 'El general del ejército muerto', que alcanzó un enorme éxito en Francia. Gracias a esta novela, obtuvo una especie de inmunidad en su país, como representante del orgullo nacional, a pesar de no plegarse a los dogmas comunistas. Se incorporó, forzado por el régimen, al Parlamento albanés entre 1970 y 1982. En 1990, unos meses antes de la caida de la dictadura, se exilió en París, ciudad en la que reside desde entonces, aunque visita frecuentemente Albania.

Gran estudioso de la tradición albanesa y de la idiosincrasia de este pueblo balcánico, sus títulos se sitúan en distintos episodios de su historia, como el de la ruptura entre Albania y la URSS, en 'El largo invierno' (1977); las rivalidades entre católicos y ortodoxos, en '¿Quién ha vuelto a traer a Doruntine?' (1980); y la ruptura entre Tirana y Pekín, en 'El concierto' (1988).

Uno de los rasgos más característicos de su obra es el de estar permanentemente abierta. Kadaré reelabora sus escritos, los poemas se convierten en relatos, los relatos se alargan en novelas y estas, en ocasiones, se reducen a cuentos. Otra de las características es la recuperación de las grandes preocupaciones y debates de la Humanidad que toma de la tradición oral y de la literatura clásica, de Esquilo, Homero, Shakespeare, Cervantes o Chéjov, situándolos en el contexto contemporáneo.

Sin embargo, el tema central de su obra, plasmado en todos sus libros, es el totalitarismo, sus mecanismos de funcionamiento y las complicidades que lo hacen posible. Esta obsesión literaria culmina en 'El palacio de los sueños' (1988), publicada en 1981 en Albania, cuando todavía regía la dictadura comunista. En ella, el escritor albanés construye una inmensa parábola de la perversión despótica, en la que en un país imaginario, una inmensa maquinaria al servicio del poder absoluto, la Oficina del dormir y el soñar, controla la vida onírica de los ciudadanos. A pesar del hundimiento del comunismo, Kadaré continúa sondeando el alma de las sociedades totalitarias, como en Tres cantos fúnebres por Kosovo (1999) y Frente al espejo de una mujer (2002). Sus últimas publicaciones son 'Vida', representación y muerte de Lul Mazreku (2005) y La hija de Agamenón. 'El sucesor' (2007).

Miembro de la Academia de las Ciencias Morales y Políticas de París, una de las cinco que integran el Instituto de Francia, de la Academia de las Artes de Berlín y Oficial de la Legión de Honor francesa, en 2005 recibió el Premio Booker Internacional. Es, además, doctor honoris causa por la South East European University (República de Macedonia). Recientemente le ha sido concedido el Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2009.


martes, 13 de octubre de 2009

Charly el porretas

Hoy me obsequié con este simpático muñeco de resina que pasará a engrosar mi pequeña colección de fetiches y me acompañará en mi trabajo diario. Espero que me traiga suerte. Lo he bautizado como "Charly el porretas".

Lo es


Acabo de concluir la lectura de “Lo es”, de Frank McCourt (Editorial Maeva, bolsillo, 522 páginas).

“Lo es” es la continuación del extraordinario fenómeno editorial “Las cenizas de Ángela” que fue galardonado con el Premio Pulitzer.

En este libro, Frank McCourt narra sus experiencias como emigrante cuando, a los diecinueve años, cumpliendo un sueño largamente alimentado, llega a Nueva York.

Durante su primer trabajo en un hotel entra muy pronto en contacto con las estrictas jerarquías de una sociedad “supuestamente” sin clases sociales. Más tarde, tras superar obstáculos de todo tipo, tiene por fin la oportunidad de entrar en la Universidad de Nueva York, donde completará sus estudios y se preparará para su futuro trabajo como profesor.

Frank McCourt nos obsequia con nuevos capítulos de su vida y con nuevas lecciones de humanidad y de supervivencia, en el mismo tono entrañable y humorístico que ha cautivado a los lectores de Las Cenizas de Ángela.

Lo es se convierte en algo más que en un libro para el lector; pasa a ser un amigo al que cuesta abandonar cuando se acaba su lectura.” (Independent on Sunday)

sábado, 10 de octubre de 2009

Las cenizas de Ángela


Acabo de concluir la lectura de “Las cenizas de Ángela”, de Frank McCourt (Editorial Maeva, 484 páginas).

“Cuando recuerdo mi infancia, me pregunto cómo pude sobrevivir siquiera. Fue, naturalmente una infancia desgraciada, se entiende; las infancias felices no merecen que les prestemos atención. La infancia desgraciada irlandesa es peor que cualquier otra infancia desgraciada, pero la infancia desgraciada irlandesa católica es la peor de todas...”. Así empiezan “Las cenizas de Ángela”, uno de los grandes fenómenos editoriales de los últimos años.

En ellas el autor nos cuenta, con el fino humor que le caracteriza y en el que se trasluce un extraordinario espíritu de supervivencia, cómo su familia logra salir adelante en medio de una terrible pobreza y a pesar de todo tipo de adversidades.

“Un libro de memorias escrito en presente. La voz que se escucha en el libro, limpia de rencor y autocompasión, tiene la ancha serenidad de una mirada infantil.” (Antonio Muñoz Molina)

La Biografía que Frank McCourt da sobre la vida de su madre en Las cenizas de Ángela es casi tan dolorosa y terrible como la vida en Limerick, un pueblo de Irlanda sumido en la pobreza de la época.

El nacimiento de Ángela es un augurio de los sin sabores y atrocidades que la vida le depararía, en aquella desapacible noche, a caballo entre la Nochevieja y el Año Nuevo. Cuando cumplió su mayoría de edad su madre la mandó a América con unas parientas suyas, dos primas respetabilísimas. Llegó a América con los aires de la Gran Depresión con lo que también tuvo la oportunidad de ver, lo que su madre llamó “el lugar de las inutilidades de todo tipo”.

Sería al poco de llegar a Nueva York y en una fiesta, donde conocería al que, meses más tarde, sería su marido. Malachy era un hombre de Irlanda del Norte, alcohólico y con un aire raro, algo que tal vez fuera característico de los de su ciudad natal. La vida de Ángela no mejoró demasiado con esta boda, que, por el contrario, lo único que hizo fue empeorar. Malachy no trabajaba y se gastaba el dinero que el Estado les daba como ayuda en las tabernas irlandesas, acompañando a otros de su calaña, mientras vaciaban espumantes jarras de cerveza negra.

En menos de tres años ya habían tenido 5 hijos. Con su vuelta a Irlanda no mejoró nada su situación y lo único que conseguirían sería la ayuda que la Conferencia de San Vicente de Paul les daba. Iban vagando de barrio en barrio, a cuál más pobre y mugriento, en donde lo único que conseguirán será perder 3 de sus hijos.

Lo único positivo para Ángela será el intento de culturizar a sus hijos, quienes se verán un poco apartados por sus compañeros de escuela por tener sangre de Irlanda del Norte. En este caso incluso se nos presentará el conflicto existente entre los propios colaboradores del IRA.

Frank McCourt será el que con su vuelta a América abra un atisbo de luz en sus oscuras vidas. Con esto acabará la primera parte de su biografía y nos contará el final de su historia en “Lo es”. Su autor nos impregna de dureza, dolor y horror su propia historia, donde también es capaz de dejarnos entrever la belleza y el amor.





Frank McCourt (1930-2009) nació en Brooklyn (Nueva York) en plena depresion. Sus padres, llegados desde Irlanda como inmigrantes, se vieron inmersos en una existencia de lucha contra la miseria más absoluta. Por lo que retornan a su Irlanda natal. A los 19 años regresaría a Estados Unidos. La vida de McCourt es una vida de pobreza y mediocridad plenas, que sólo se ve alterada cuando nuestro personaje consigue trabajar como profesor en institutos de secundaria en Nueva York durante treinta años. Sin embargo entre tanta miseria y con el transcurrir de los años se va fraguando una especial sensibilidad en la mente y el corazón de Frank McCourt quien, alcanzada la edad de 66 años, publica una obra maestra de la literatura universal: "Las cenizas de Angela" con la que obtendría el prestigioso Premio Pulitzer.

Por muy difícil que sea, Frank McCourt ha demostrado que se puede llegar a ser escritor de fama universal con una sóla obra, sin haber escrito nada con anterioridad y pasados los sesenta años. Frank McCourt simplemente ha utilizado su propia vida como argumento y su sinceridad , ternura y sentido del humor como instrumentos para calar en lo más hondo de los corazones de sus lectores.

Otras obras suyas son: “Lo es”, “El profesor” y “Ángela y el Niño Jesús”.


miércoles, 7 de octubre de 2009

La ladrona de libros


Acabo de concluir la lectura de “La ladrona de libros”, de Markus Zusak (Debolsillo, 540 páginas).

Érase una vez un mundo donde las noches eran largas y la Muerte contaba su propia historia. Érase una vez una ladrona que robaba libros y regalaba palabras.

Una novela preciosa, tremendamente humana y emocionante, que describe las peripecias de una niña alemana de nueve años desde que es dada en adopción por su madre hasta el final de la II Guerra Mundial. Su nueva familia, gente sencilla y nada afecta al nazismo, le enseña a leer y, a través de los libros, Rudy logra distraerse durante los bombardeos y combatir la tristeza. Pero es el libro que ella misma está escribiendo el que finalmente le salvará la vida.

«La esperanza de Liesel es inexpugnable... Los lectores jóvenes necesitan este tipo de alternativas a la rigidez ideológica, así como exploraciones sobre la importancia de las historias. Y, pensándolo bien, también los adultos.» The New York Times



Markus Zusak
(Sydney,1975) es un joven autor que vive en Sydney, Australia. Con su obra anterior, I Am the Messenger, ganó uno de los premios más prestigiosos que su país dedica a la literatura juvenil. La ladrona de libros, que se inspira en lo que sus padres vivieron en Alemania y Austria durante la Segunda Guerra Mundial, ha sido un libro de mucho éxito en Estados Unidos, Inglaterra y en los demás países donde ya se ha publicado.

domingo, 4 de octubre de 2009

El Señor de las Moscas


Acabo de concluir la lectura de "El Señor de las Moscas", de William Golding (Alianza Editorial, bolsillo, 252 páginas).

El Señor de las Moscas es uno de los libros que tratan la naturaleza del ser humano de la forma más pesimista que cabe imaginarse. Escrita en 1954 por el premio Nobel William Golding (1911-1993), parece una revisión de Leviatán, de Thomas Hobbes, donde se afirma que existe una constante e inherente “guerra de todos contra todos”.

En la II Guerra Mundial, un avión se estrella contra una isla paradisiaca. Este avión transportaba decenas de niños británicos de entre seis y once años, y tras el accidente, ningún adulto sobrevive, con lo que los niños han de buscarse la vida por sus propios medios, y establecer una sociedad provisional a la espera de un rescate por parte de “los mayores”. Justo después del siniestro, Ralph, un joven atractivo y carismático, se hace con el control gracias a una caracola que utiliza para llamar a los demás. A él se le pega como una lapa Piggy, un chico rechoncho, de quien se burlan hasta la sociedad, y busca en Ralph protección y respeto. Otro chico, Jack, tras una discusión con Ralph, se impone y crea otro bando, libre de leyes y de formalidades y con conductas mucho más déspotas y anárquicas. Bajo esta interesante premisa, se desarrolla una novela magistral que se ha convertido con el paso de los años en un clásico contemporáneo, si bien gozó de un éxito inmediato en el momento de su publicación.

Lo más atractivo de El Señor de las Moscas es su profunda y minuciosa reflexión social, donde las buenas intenciones y las tensiones entre los niños, al principio suaves y llevaderas, se convierten en una lucha violenta y desgarradora entre dos bandos no muy bien diferenciados, con consecuencias increíblemente arrolladoras. La condición metafórica del libro deja en evidencia la idiosincrasia del ser humano de una forma dura, cruel y tajante. Que los niños sean los protagonistas del libro es un hecho que podría parecer infantiloide, pero nada más lejos de la realidad. El Señor de las Moscas es un brillante relato que incluye entre sus temas indispensables la necesidad de adaptarse ante circunstancias adversas, la violencia, el miedo a lo desconocido en todas sus formas, a la incertidumbre, a los demás, y a la soledad.

Esta novela, a pesar de lo despiadado de su historia, esconde un derroche de imaginación y originalidad, una placentera colmación de inspiración, plagada de detalles curiosos en lo estético y en lo narrativo, con un estilo frío y elegante, y unos personajes alegóricos y memorables, que sufren una evolución apabullante.

Su carácter antibelicista le ha convertido en un libro de referencia en la literatura anglosajona hasta el punto de que es lectura obligada en muchos colegios de Gran Bretaña. También ha visto adaptaciones al cine en 1963 y 1990, la primera de ellas con aplauso de crítica y público unánimes. Su influencia ha sido amplia, con ejemplos como la serie Lost o la película La selva esmeralda.



William Golding
(1911-1993)

Narrador y ensayista británico, premio Nobel de Literatura en 1983. Golding es el novelista alegórico por excelencia que intenta mostrar las dificultades -a veces la imposibilidad- que encuentra el hombre moderno para cumplir las normas elementales de la ley natural.

Recibió durante su infancia y juventud una sólida formación humanista y literaria que lo influyó para los temas posteriores de sus novelas. En 1935, cuando ya era profesor de la Bishop Wandsworths School, en Salisbury, publicó un correcto volumen de poemas. Estudió en la Universidad de Oxford, se alistó en la Marina durante la Segunda Guerra Mundial, participó en el desembarco de Normandía y terminada la contienda se dedicó más seriamente a la literatura.

Publicó su primera novela en 1954, El señor de las moscas, una de las novelas más populares de la literatura inglesa contemporánea, que tuvo un gran éxito y fue considerada inmediatamente como una de las alegorías más extraordinarias de la narrativa contemporánea. En ella se cuenta la historia de un grupo de niños, que a raíz de un accidente de aviación donde murieron todos los adultos, desembarcan en una isla desierta.

A esta gran novela le siguieron otras con temas parecidos, siempre presididas por un análisis de la condición tenebrosa del ser humano: Los herederos (1955), que narra el exterminio del hombre de Neandertal por el homo sapiens; La catedral (1964), un relato acerca de la construcción de la aguja de una catedral, labor humanista que lleva sin embargo a la traición y el asesinato.

Más adelante, publicó su trilogía Ritos de paso (1980) ganadora del Booker Price, Barrios cerrados (1987) y Fuego en las entrañas (1989), donde cuenta historias relacionadas con el mar. Escribió dos volúmenes de ensayos: Puertas ardientes (1965) y Un blanco móvil (1982). Su última novela, La lengua secreta, fue publicada en 1995, y en ella tomó la Grecia antigua como contexto, la ascensión del poder romano y la declinación de la cultura helénica. La prosa de Golding es irónica, clásica y refinada, y sustenta en el desarrollo gradual de los argumentos su magia narrativa. La transparencia alegórica de su obra atrae tanto a jóvenes como a adultos, lo que lo convierte en un clásico.

sábado, 3 de octubre de 2009

Las palmeras salvajes


Acabo de concluir la lectura de “Las palmeras salvajes”, de William Faulkner (Siruela Bolsillo 85, 270 páginas).

Si yo de ti me olvidara, Jerusalén, expresión tomada del Libro de los Salmos, fue el título original que William Faulkner (1897-1962) eligió para este libro compuesto de dos novelas breves, Palmeras salvajes y El viejo, que se van alternando y publicado por primera vez en 1939 bajo el título Las palmeras salvajes , tí­tulo con el cual ha pasado a la historia de la literatura universal y que ha permanecido hasta la actualidad.

Esta obra del genial escritor sureño narra de forma magistral los sentimientos y las actitudes de los seres humanos en temas como las relaciones interpersonales, las dificultades, el abandono y la pérdida y nos introduce en la desgraciada historia de amor entre Harry Wilbourne y Carlota Rittenmeyer, que encuentra su contrapunto y, a la vez, su complemento en El viejo, el relato del presidiario sin nombre y su lucha estoica contra las devastadoras fuerzas de la naturaleza para salvar la vida de una mujer durante la gran inundación del rí­o Misisipí en 1927.



William Faulkner
(EEUU, 1897-1962)

Uno de los novelistas estadounidenses más importantes de este siglo, famoso por sus cerca de veinte novelas en las que retrata el conflicto trágico entre el viejo y el nuevo sur de su país. El mayor de cuatro hermanos de una familia tradicional sureña, nació en New Albany (Mississippi) el 25 de septiembre de 1897 y creció en las cercanías de Oxford. En 1915 abandonó el colegio, que detestaba, para trabajar en el banco de su abuelo. En la I Guerra Mundial ingresó en las fuerzas aéreas de Canadá sin llegar nunca a entrar en acción. A su regreso ingresó como veterano en la Universidad de Mississippi, que pronto abandonó para dedicarse a escribir viviendo de trabajos ocasionales.

En 1924 publicó por su cuenta El fauno de mármol, un libro de poemas poco originales. Al año siguiente viajó a Nueva Orleans donde trabajó como periodista y conoció al escritor de cuentos estadounidense Sherwood Anderson, que le ayudó a encontrar un editor para su primera novela, La paga de los soldados (1926), y le convenció para que escribiera acerca de la gente y los lugares que conocía mejor. Esta novela narra la historia de un soldado joven que vuelve a casa después de la I Guerra Mundial, inválido física y mentalmente, y cómo su enfermedad y muerte posterior afectan a su familia y amigos. Después de un breve viaje por Europa volvió a casa y comenzó a escribir su serie de novelas barrocas e inquietantes, ambientadas en el condado ficticio de Yoknapatawpha (inspirado en el condado de Lafayette, Mississippi), habitándolo con sus propios antepasados, indios, negros, oscuros ermitaños provincianos y groseros blancos pobres. En la primera de estas novelas, Sartoris (1929), caracterizó al coronel Sartoris como su propio bisabuelo, William Cuthbert Falkner, soldado, político, constructor ferroviario y escritor (Faulkner repuso la u que habían quitado de su apellido). El año 1929 fue crucial para Faulkner. A Sartoris siguió El sonido y la furia, novela que confirmó su madurez como escritor. Se casó con el amor de su infancia, Estelle Oldham, decidiendo establecer su casa y fijar su residencia literaria en el pequeño pueblo de Oxford. Aunque sus libros recibieron buenas críticas, sólo se vendió bien Santuario (1931). A pesar del sensacionalismo y brutalidad de la novela —trata de una horrible violación— su trasunto es la corrupción y la fuerza demoledora de la desilusión. Gracias al éxito del libro encontró trabajo, bastante más lucrativo, como guionista de Hollywood, lo que por un tiempo le liberó de escribir las novelas que su poderosa imaginación le dictaba.

Faulkner exige mucho a sus lectores. Para crear una atmósfera determinada, sus frases complejas y enrevesadas se alargan durante más de una página y, jugando con el tiempo de la narración, ensambla relatos, experimenta con múltiples narradores e interrumpe el discurso narrativo con divagantes monólogos interiores. En 1946, el crítico Malcolm Cowley, preocupado porque Faulkner era poco conocido y apreciado, publicó The portable Faulkner, libro que reune extractos de sus novelas en una secuencia cronológica, dando a la saga de Yoknapatawpha una nueva claridad y poniendo así el genio del escritor al alcance de una nueva generación de lectores. Esta novela casi experimental creó escuela y las letras hispanas siguieron trabajando el género, como puede descubrirse en la obra del argentino chileno Manuel Rojas y de los mexicanos Juan Rulfo o Carlos Fuentes.

El hecho de que tras la Guerra Civil española cayera la censura sobre Faulkner, hizo que su obra —que había empezado a traducirse en 1930— tardara en publicarse de nuevo, pero aun así, muchos escritores tanto en el exilio como en España reflejan su influencia como Luis Martín Santos y, por supuesto, Juan Benet. Las obras de Faulkner, que habían permanecido durante un largo tiempo lejos de las imprentas, comenzaron a reeditarse y empezó a considerársele no ya como una curiosidad regional sino como un gigante literario cuya mejor escritura iba mucho más allá de las tribulaciones y conflictos de su tierra natal. Sus logros fueron reconocidos internacionalmente en 1949 al concedérsele el Premio Nobel de Literatura. Continuó escribiendo, tanto novelas como cuentos, hasta su muerte en Oxford, el 6 de julio de 1962. Entre sus obras principales se encuentran Mientras agonizo (1930), Luz de agosto (1932), ¡Absalom, Absalom! (1936), Los invictos (1938), El villorrio (1940), Desciende Moisés (1942), Intruso en el polvo (1948), Una fábula (1954, Premio Pulitzer de 1955), La ciudad (1957), La mansión (1959) y Los rateros (1962), también ganadora de un Premio Pulitzer.