domingo, 7 de noviembre de 2010

EL CAMARADA


Acabo de concluir la lectura de “El camarada”, de Cesare Pavese (Debolsillo, 222 páginas).

Una novela clásica sobre el advenimiento del fascismo y la fortaleza de los hombres que lo resistieron. En El camarada Cesare Pavese narra con un estilo fragmentario y de tipo popular la historia, ambientada entre Roma y Turín, de la maduración humana y política de un obrero en la época fascista. Se trata sin duda de una de sus obras más logradas y uno de los hitos de lo que se llamó neorrealismo. Es decir, la estética surgida en Italia tras las II Guerra Mundial y que Pavese creó y renovó al mismo tiempo. Una de las novelas fundamentales de la postguerra italiana. Un autor imprescindible, vertebrador de la literatura italiana del siglo x x.

Pablo es un hijo de la pequeña burguesía que malgasta a su manera los años que preceden a la Segunda Guerra Mundial: se aburre trabajando en un estanco y de noche bebe con los amigos en las tabernas de Turín. Harto de la niebla que roe las calles de su vieja ciudad, decide viajar a Roma para buscar una nueva disciplina de vida. Allí conocerá los riesgos de la clandestinidad de la mano de Gina, y aprenderá su propia lección más allá del tiempo y del lugar que le han tocado en suerte.



CESARE PAVESE (1908 -1950)

Cesare Pavese nace el 9 de septiembre de 1908 en Santo Stefano Belbo, una pequeña localidad del Piamonte. En 1932 se licencia en literatura en la Universidad de Turín, pero su oposición al régimen fascista le impide conseguir una cátedra y tiene que buscar sustento en las traducciones de los clásicos ingleses al italiano.

En 1935 lo arrestan y tras unos meses de cárcel le obligan a confinarse durante un tiempo en un pequeño pueblo del sur de Italia. A su vuelta a Turín, y tras comprobar el poco éxito de su colección de poemas Trabajar cansa , empieza a trabajar regularmente en la editorial Einaudi, junto con Natalia Ginzburg e Italo Calvino.

Entre 1939 y 1941 escribe De tu tierra, Antes que cante el gallo y La playa. La crítica empieza a valorar su obra, pero la guerra le obliga al silencio. Tras vivir un año en Roma, se traslada nuevamente a Turín, donde publicará El camarada, La casa en la colina, Diálogos con Leucó, Entre mujeres solas, El diablo en las colinas y finalmente La luna y las hogueras. En 1950 le entregan el premio Strega por El bello verano. Vuelve entonces a la poesía para acabar un volumen titulado Vendrá la muerte y tendrá tus ojos, pero una crisis sentimental le llevará al suicidio en un hotel del centro de la ciudad, el 27 de agosto de ese mismo año.

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