domingo, 4 de octubre de 2009

El Señor de las Moscas


Acabo de concluir la lectura de "El Señor de las Moscas", de William Golding (Alianza Editorial, bolsillo, 252 páginas).

El Señor de las Moscas es uno de los libros que tratan la naturaleza del ser humano de la forma más pesimista que cabe imaginarse. Escrita en 1954 por el premio Nobel William Golding (1911-1993), parece una revisión de Leviatán, de Thomas Hobbes, donde se afirma que existe una constante e inherente “guerra de todos contra todos”.

En la II Guerra Mundial, un avión se estrella contra una isla paradisiaca. Este avión transportaba decenas de niños británicos de entre seis y once años, y tras el accidente, ningún adulto sobrevive, con lo que los niños han de buscarse la vida por sus propios medios, y establecer una sociedad provisional a la espera de un rescate por parte de “los mayores”. Justo después del siniestro, Ralph, un joven atractivo y carismático, se hace con el control gracias a una caracola que utiliza para llamar a los demás. A él se le pega como una lapa Piggy, un chico rechoncho, de quien se burlan hasta la sociedad, y busca en Ralph protección y respeto. Otro chico, Jack, tras una discusión con Ralph, se impone y crea otro bando, libre de leyes y de formalidades y con conductas mucho más déspotas y anárquicas. Bajo esta interesante premisa, se desarrolla una novela magistral que se ha convertido con el paso de los años en un clásico contemporáneo, si bien gozó de un éxito inmediato en el momento de su publicación.

Lo más atractivo de El Señor de las Moscas es su profunda y minuciosa reflexión social, donde las buenas intenciones y las tensiones entre los niños, al principio suaves y llevaderas, se convierten en una lucha violenta y desgarradora entre dos bandos no muy bien diferenciados, con consecuencias increíblemente arrolladoras. La condición metafórica del libro deja en evidencia la idiosincrasia del ser humano de una forma dura, cruel y tajante. Que los niños sean los protagonistas del libro es un hecho que podría parecer infantiloide, pero nada más lejos de la realidad. El Señor de las Moscas es un brillante relato que incluye entre sus temas indispensables la necesidad de adaptarse ante circunstancias adversas, la violencia, el miedo a lo desconocido en todas sus formas, a la incertidumbre, a los demás, y a la soledad.

Esta novela, a pesar de lo despiadado de su historia, esconde un derroche de imaginación y originalidad, una placentera colmación de inspiración, plagada de detalles curiosos en lo estético y en lo narrativo, con un estilo frío y elegante, y unos personajes alegóricos y memorables, que sufren una evolución apabullante.

Su carácter antibelicista le ha convertido en un libro de referencia en la literatura anglosajona hasta el punto de que es lectura obligada en muchos colegios de Gran Bretaña. También ha visto adaptaciones al cine en 1963 y 1990, la primera de ellas con aplauso de crítica y público unánimes. Su influencia ha sido amplia, con ejemplos como la serie Lost o la película La selva esmeralda.



William Golding
(1911-1993)

Narrador y ensayista británico, premio Nobel de Literatura en 1983. Golding es el novelista alegórico por excelencia que intenta mostrar las dificultades -a veces la imposibilidad- que encuentra el hombre moderno para cumplir las normas elementales de la ley natural.

Recibió durante su infancia y juventud una sólida formación humanista y literaria que lo influyó para los temas posteriores de sus novelas. En 1935, cuando ya era profesor de la Bishop Wandsworths School, en Salisbury, publicó un correcto volumen de poemas. Estudió en la Universidad de Oxford, se alistó en la Marina durante la Segunda Guerra Mundial, participó en el desembarco de Normandía y terminada la contienda se dedicó más seriamente a la literatura.

Publicó su primera novela en 1954, El señor de las moscas, una de las novelas más populares de la literatura inglesa contemporánea, que tuvo un gran éxito y fue considerada inmediatamente como una de las alegorías más extraordinarias de la narrativa contemporánea. En ella se cuenta la historia de un grupo de niños, que a raíz de un accidente de aviación donde murieron todos los adultos, desembarcan en una isla desierta.

A esta gran novela le siguieron otras con temas parecidos, siempre presididas por un análisis de la condición tenebrosa del ser humano: Los herederos (1955), que narra el exterminio del hombre de Neandertal por el homo sapiens; La catedral (1964), un relato acerca de la construcción de la aguja de una catedral, labor humanista que lleva sin embargo a la traición y el asesinato.

Más adelante, publicó su trilogía Ritos de paso (1980) ganadora del Booker Price, Barrios cerrados (1987) y Fuego en las entrañas (1989), donde cuenta historias relacionadas con el mar. Escribió dos volúmenes de ensayos: Puertas ardientes (1965) y Un blanco móvil (1982). Su última novela, La lengua secreta, fue publicada en 1995, y en ella tomó la Grecia antigua como contexto, la ascensión del poder romano y la declinación de la cultura helénica. La prosa de Golding es irónica, clásica y refinada, y sustenta en el desarrollo gradual de los argumentos su magia narrativa. La transparencia alegórica de su obra atrae tanto a jóvenes como a adultos, lo que lo convierte en un clásico.

1 comentario:

  1. Es un buen libro. No me sorprende que haya ganado el premio Nobel.

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