sábado, 23 de enero de 2010

Solal


Acabo de concluir la lectura de “Solal”, de Albert Cohen (Compactos Anagrama, 307 páginas).

Cuando apareció Solal, la primera novela de Albert Cohen, el éxito fue inmediato y la crítica francesa le saludó como un escritor extraordinario, a pesar de la novedad y complejidad de su propuesta narrativa. En ella aparecían por primera vez sus inolvidables personajes: el joven Solal y sus atrabiliarios y desternillantes «Esforzados», Saltiel, Comeclavos, Salomón, Michaël, Mattathias. También sus grandes temas: la búsqueda del Absoluto a través del amor, los juegos de seducción con reglas refinadas hasta el delirio, el tormento de los celos, la muerte; la omnipresencia del judaísmo: Solal, en una fulgurante carrera, pasa de la efervescencia resignada del ghetto a las intrigas sociopolíticas del mundo occidental.

Solal es un gran libro, una obra poderosa y rica, escribió Marcel Pagnol, quien reconoció en su protagonista a “una especie de Julien Sorel, pero muchísimo más loco”.



Escritor suizo en lengua francesa, de origen griego, nacido en Corfú el 16 de agosto de 1895 y fallecido en Ginebra el 7 de octubre de 1981. Su verdadero nombre era Abraham Albert Cohen. Perteneciente a una familia de la comunidad judía de Corfú que emigró ante el evidente ascenso del antisemitismo en la isla, se establecieron en la ciudad francesa de Marsella.

Licenciado en 1913, se trasladó a Ginebra al año siguiente, empezando estudios en leyes y convirtiéndose en miembro del movimiento sionista, para lo cual añade una “h” a su apellido para hacerlo más judaizante. De 1917 a 1919 estudió literatura, convirtiéndose en ciudadano suizo ese último año. En 1925 se convirtió en director de la revista Revue juive, en la que participaron personalidades como Sigmund Freud o Albert Einstein. Durante la Segunda Guerra Mundial viajó a Francia e Inglaterra, retornando finalmente a Ginebra en 1947, rechazando diez años más tarde el puesto de embajador de Israel para poder continuar su carrera literaria.

Trabajó en la Sociedad de Naciones en Ginebra, siendo ésta su principal ocupación. La carrera literaria se desarrolló con largos periodos de silencio. Sin embargo su narrativa es de gran coherencia al estar centrada siempre en los mismos personajes: Solal y su pintoresca familia. Por su sentido del humor ha sido comparado con Rabelais.

En Anagrama se han publicado los cuatro volúmenes de su extraordinaria saga: "Solal", "Comeclavos", "Bella del Señor "(Gran Premio de novela de la Académie Française) y "Los Esforzados", así como una pequeña obra maestra, "El libro de mi madre".

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