Acabo de concluir la lectura de “CIELOS DE BARRO”, de Dulce Chacón (Planeta-Booket, 304 páginas).
Un joven pastor es acusado de cometer un triple asesinato en el cortijo extremeño donde sus familiares han trabajado como sirvientes durante generaciones. Su única defensa será el testimonio sin fisuras de su anciano abuelo, que revelará una brutal historia de intriga, sometimiento, erotismo y venganza, de la que amos y criados son a la vez testigos y protagonistas.
En una época en que la Guerra Civil hizo jirones la existencia de vencedores y vencidos, el relato de un viejo alfarero que no se rinde a la injusticia abrirá heridas aún sin cicatrizar y cuestionará los regios cimientos morales de la aristocracia rural española.
Galardonada con el Premio Azorín de novela en 2000, Cielos de barro es una obra apasionante, escrita con la inteligencia propia de quien domina el difícil arte de atrapar con una historia. Una novela imprescindible para comprender el pasado de un país maltrecho, que hubo de rescatarse como pudo de sus propios horrores.
Dulce Chacón (Zafra, 1954-2003)
Escritora, dramaturgo y poeta española. Nacida en Zafra, Badajoz, su familia se trasladó a Madrid tras la muerte de su padre, también poeta, sucedida cuando Chacón apenas contaba con once años de edad. Su primer poemario, Querrán ponerle nombre, no se publicaría hasta 1992. Más tarde obtendría premios como el Ciudad de Irún o el Azorín de novela por Cielos de barro, obra con la que conseguiría lanzar su proyección profesional como escritora.
Dulce Chacón fue una escritora comprometida políticamente, con fuertes convicciones de izquierdas. Se posicionó públicamente en contra de la Guerra de Irak y también a favor de la recuperación de la memoria histórica relacionada con el franquismo. En 2002 publicó La voz dormida, que se convirtió en su última novela. Dulce Chacón murió en Madrid en 2003, víctima del cáncer.
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