sábado, 19 de noviembre de 2011

EL OFICIAL POLACO


Acabo de concluir la lectura de “EL OFICIAL POLACO”, de Alan Furst (Seix Barral, Booket, 390 páginas).

Atacada Polonia en la agonía del verano de 1939, el capitán Alexander de Milja, especialista en mapas, se integrará en la resistencia clandestina en Varsovia contra el invasor alemán. El combate se extiende azarosamente de la Inglaterra bombardeada a los bosques de Ucrania, con eje en un París de colaboracionistas y fugitivos, como salido de la imaginación de Patrick Modiano y la realidad de Joseph Roth, y dibujado por un Hergé menos humorístico y más heroico-erótico de lo habitual.

El agente secreto huye y, en el mismo movimiento, busca al enemigo para enfrentarse con él. Es amante de mujeres extraordinarias como apariciones, y especialista en cambiar de personalidad, poeta ruso de vanguardia o industrial carbonero checo. Vive a través de muertes y metamorfosis, contra el cruel alemán, la pusilanimidad francesa, el tosco estalinismo sangriento. Su patriotismo es una forma de internacionalismo, una especie de amor propio compartido. Sabotea transportes de tropas, salva el oro del Banco Nacional de Polonia, asalta cárceles. Trabaja con mujeres espías que, en el momento de ser detenidas, muerden una ampolla de cianuro. El oficial polaco es la mejor novela de Furst, en justo equilibrio entre la percepción de la situación histórica y la acción fulminante.

Furst cultiva la atracción de los mundos perdidos en otro tiempo y otra galaxia, en la legendaria y cinematográfica Segunda Guerra Mundial, por ejemplo. Es el espectáculo de un mundo que se acaba interminablemente, para que continúe en una aventura más, en una hazaña nueva. El capitán De Milja combate a las tropas de asalto de la Wehrmacht a orillas del Vístula, acompaña alegremente a los jerarcas alemanes que ven pintar a Picasso, o aborta una invasión a Inglaterra desde Calais en septiembre de 1940. La valentía de los pilotos de la RAF se alía con la astucia temeraria del cartógrafo Alexander de Milja. Aunque el peligro no nos detenga, Furst también sabe demorarse rapidísimamente en el análisis de la política internacional en aquellos apasionantes y peligrosos días. "La tiranía se ha convertido en una ciencia", le dice a De Milja uno de sus jefes. El oficial polaco, contra esa ciencia, domina el arte de ser invisible mostrándose ante todos. Su creador, Alan Furst, le ha concedido dos gracias: tener fortuna y no temer a la muerte.



Alan Furst (Nueva York, 1941)

Nació y creció en Manhattan, Nueva York. Ha vivido largas temporadas en Francia, inicialmente ejerciendo como profesor en la Facultad de Letras de la Universidad de Montpellier, y años después en París. Como periodista ha viajado por Europa del Este y Rusia y ha sido colaborador habitual de Esquire y The International Herald Tribune. Entre sus novelas históricas de espionaje destacan: Night Soldiers (1988), The World at Night (1996), Red Gold (1999), todas ellas de próxima publicación en Seix Barral, y El oficial polaco (1995; Seix Barral, 2007), Un oscuro viaje (2004; Seix Barral, 2008) y El corresponsal (Seix Barral, 2006). Su obra tiene una crítica magnífica y ha sido publicada con extraordinario éxito en Estados Unidos y varios países de Europa. Los espías de Varsovia ha sido alabada por la crítica y refrendada por el público, que la ha colocado durante semanas en la lista de los libros más vendidos del New York Times.

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