sábado, 12 de septiembre de 2009

Hermosos y malditos


Acabo de concluir la lectura de "Hermosos y malditos", de Francis Scott Fitzgerald (Debolsillo, 526 páginas).

Este clásico, aparecido hace ochenta años, sigue siendo el más deslumbrante retrato de la Norteamérica de los años veinte.

Retrato de los felices años veinte, de la llamada Jazz Age, Hermosos y malditos parte de la historia de una pareja de recién casados, Anthony Patch, de Nueva York, y Gloria Gilbert, de Kansas City, punto de partida que escoge Francis Scott Fitzgerald para describir la decadencia de un matrimonio y de una sociedad hedonista donde la belleza y la fortuna son siempre demasiado fugaces. Muchos años después de su aparición, este clásico sigue siendo el más deslumbrante retrato de la alta sociedad norteamericana, de sus glorias y miserias; un retrato que trasciende su época y se erige en universal.



Francis Scott Fitzgerald
(1896-1940) nació en Minnesota, Estados Unidos. Es uno de los más destacados representantes, junto a William Faulkner, Ernest Hemingway y John Dos Passos, de la Generación Perdida. Inició su carrera literaria con A este lado del Paraíso (1920), obra que le proporcionó un éxito inmediato. En 1922 publicó Cuentos de la era del jazz, colección de relatos donde se satirizan diversos aspectos de la vida norteamericana. El gran Gatsby, Suave es la noche y Hermosos y malditos son las tres grandes obras que lo encumbraron como uno de los mejores autores estadounidenses del siglo XX. Con carácter póstumo se publicó El jactancioso, colección de ensayos de signo autobiográfico.

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