sábado, 20 de febrero de 2010

Nunca me abandones


Acabo de concluir la lectura de “Nunca me abandones”, de Kazuo Ishiguro (Compactos Anagrama, 354 páginas).

A primera vista, los jovencitos que estudian en el internado de Hailsham son como cualquier otro grupo de adolescentes. Practican deportes, tienen clases de arte donde sus profesoras –o guardianas- se dedican a estimular especialmente su creatividad y, como todos los jóvenes, descubren el sexo, el amor, los juegos del poder. Hailsham es un mundo hermético, convencional y extraño a la vez, una mezcla de internado victoriano y de colegio para hijos de hippies de los años sesenta, donde los pupilos parecen ser huérfanos. Donde no dejan de repetirles que son muy especiales, que tienen una importante misión en el futuro, y se preocupan por su salud. Y las relaciones sexuales están libremente permitidas, pero se han prohibido los libros de Sherlock Holmes por su alto contenido en nicotina. Los jóvenes también saben que son estériles y que nunca tendrán hijos, de la misma manera que no tienen padres.

Kathy, Ruth y Tommy fueron pupilos en Hailsham, y también fueron un juvenil triángulo amoroso, de vértices cambiantes. Y ahora, Kathy H, a los treinta y un años, se permite recordar Hailsham, y cómo ella y sus amigos, sus amantes, descubrieron poco a poco la verdad.

Y el lector de esta espléndida novela, utopía gótica, fábula (in)moral, peculiar ficción científica con ecos de Blade Runner y de Soylent Green, irá descubriendo de la mano de Kathy que en Hailsham todo es una imitación, una parodia de la vida de un colegio normal, una representación dónde los jóvenes actores no saben que lo son, y tampoco saben que sólo son el secreto terrible de la buena salud de una sociedad.

Nunca me abandones es lo que hubiera sucedido si Un mundo feliz hubiera sido escrita por el autor de El proceso... Una fábula intensamente humana sobre mundos que se han vuelto intensamente inhumanos” (Juan Gabriel Vázquez, El Cultural).

“Una novela conmovedora y profunda...Un texto destinado a figurar entre los clásicos contemporáneos” (Diego Gándara, La Razón).

“El autor tal vez más sugerente, original e imprevisible de su heterodoxa generación” (Robert Saladrigas, La Vanguardia).



Kazuo Ishiguro

Escritor británico nacido el 8 de noviembre de 1954 en Nagasaki, Japón. Su familia se trasladó a Inglaterra (su padre, oceanógrafo de profesión, empezó a trabajar en plataformas petrolíferas del Mar del Norte) cuando él tenía seis años, siendo ciudadano británico a todos los efectos. Se graduó por la Universidad de Kent en 1978, haciendo después un posgrado de Literatura Creativa en la Universidad de East Anglia.

Aunque varias de sus novelas están ambientadas en el pasado, como por ejemplo An Artist of the Floating World (Un artista del mundo flotante, 1986, en donde la acción se sitúa en su ciudad natal en los años posteriores al bombardeo atómico de la misma de 1945), ha cobrado relevancia como escritor de ciencia ficción. En la Never Let Me Go(Nunca me abandones, 2005) la historia transcurre en un mundo alternativo, similar pero distinto, al nuestro, durante los postreros años 90 del siglo XX.

Sus novelas están escritas en primera persona y los narradores con frecuencia muestran el fracaso humano. La técnica de Ishiguro permite que estos personajes revelen sus imperfecciones de manera implícita a lo largo de la narración, creando así un patetismo que permite al lector observar los defectos del narrador al mismo tiempo que simpatiza con él.

Kazuo Ishiguro ha sido merecedor de numerosos premios, entre los que hay que mencionar el premio Booker de 1989 por The Remains of the Day (Los restos del día, 1989, aunque ha estado nominado a dicho premio en varias ocasiones más), así como la Orden de las Artes y las Letras por parte del Ministerio de Cultura de la República Francesa.

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