Acabo de concluir la lectura de “CRÓNICA DE TRAVNIK”, de Ivo Andric (Debolsillo, 475 páginas).
Estamos en el momento álgido de las guerras napoleónicas. Un diplomático francés, Jean Daville, es enviado a Travnik, una pequeña ciudad perdida entre las montañas de Bosnia, como cónsul. La novela es el relato de su estancia allí entre 1806 y 1814, dando ocasión para ofrecernos un fresco de ese tiempo convulso en el que por primera vez los Balcanes se abren a Occidente.
Alrededor de la pequeña ciudad, donde también se ha asentado el cónsul austríaco, la política napoleónica se escribe con fuego y sangre mientras que los dos cónsules, perdidos en el pequeño territorio de Bosnia, verán cómo sus ambiciones y juventud naufragan y se asfixian en medio de una comunidad arcaica, contradictoria e impenetrable. Un paisaje humano en el que se entrecruzan imágenes de un mundo casi medieval con el desasosiego de las mujeres europeas y con las vidas cotidianas de los actores involuntarios de la pequeña historia: comerciantes, burócratas, artesanos, campesinos.
En la frontera entre la novela histórica, el relato intimista y la descripción etnográfica, esta novela del autor de Un puente sobre el Drina constituye una de las mejores evidencias de que la novela sigue siendo un género tan vivo como imprescindible.
Ivo Andric (Travnik, 1892 - Belgrado, 1975)
Ya de estudiante publicó su primer poema en la revista Bosanka Vila, he hizo estudios de Literatura y Filología Eslava en las universidades de Zagreb, Viena y Croacia. Durante la Primera Guerra Mundial, fue detenido por pertenecer a un movimiento nacionalista y posteriormente confinado en dos ciudades. Tras su liberación en 1917, fue cofundador de la revista Sur Literario, y trabajó como funcionario en el Ministerio de la Fe, para posteriormente hacerlo como diplomático con cargos en las embajadas de Vaticano, Bucarest, Trieste y Graz, aprovechando para doctorarse en la universidad de esta última. Siguió ocupando cargos diplomáticos en Marsella, París, Madrid y Ginebra, y ya en el estado yugoslavo, fue embajador en Alemania, todo ello sin interrumpir su labor literaria. Durante la Segunda Guerra Mundial, tras la invasión alemana, fue sometido a arresto domiciliario. Terminada ésta, se afilió al Partido Comunista, y fue presidente de la Unión de Escritores Yugoslavos. En el año 1961, se le concedió el Premio Nobel de Literatura. Fue autor de relatos cortos y novelas.
Todos los libros y obras de Ivo Andric
Café Titanic (y otras historias)
2008
1948
1946
1945 (2010)
1943
1920
1918
des de los Balcanes Daimiel!
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