miércoles, 4 de noviembre de 2009

Cándido o Un sueño siciliano


Acabo de concluir la lectura de “Cándido o Un sueño siciliano”, de Leonardo Sciascia (Tusquets Editores, Fábula, 211 páginas).

Cándido o Un sueño siciliano narra las aventuras y desventuras de un joven de buena familia, Cándido Munafó, nacido precisamente la noche de julio de 1943 en que los aliados desembarcan en Sicilia. Ignorado por su padres, crece junto al abuelo, un general de las milicias fascistas que más tarde será diputado demócrata-cristiano. Preguntón, incómodo para todos, Cándido cae en manos de un preceptor, un párroco muy peculiar, hereje por vocación, en quien encontrará al interlocutor ideal. Juntos, pedirán cuentas a los santones de las dos grandes Iglesias del siglo XX: la católica y la comunista. Cándido, deseoso de llegar al fondo de las cosas (“Las cosas siempre son sencillas”, suele decir), se mete continuamente en líos. Así pues, un poco como el Cándido volteriano, está condenado a conocer muy pronto la hipocresía que rige la llamada vida civil.



Leonardo
Sciascia
(1921-1989) nació en Racalmuto, Sicilia. Estudió magisterio en Caltanissetta y dedicó parte de su juventud a la enseñanza. Empezó una brillante carrera periodística y se convirtió en uno de los novelistas italianos más importantes de la posguerra. Su obra, así como su activismo político, estuvieron marcados por una decidida oposición a cualquier forma de abuso de poder. Cada una de sus novelas es una buena muestra de ello: 1912 + 1, La bruja y el capitán, El consejo de Egipto, Puertas abiertas, Todo modo, El caballero y la muerte, Una historia sencilla, Cándido o un sueño siciliano, El contexto, Los tíos de Sicilia, etc

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