PERO, ¿QUÉ PASA AQUÍ?
Pues al parecer se trata de algo que viene siendo habitual en los colegios femeninos de Japón: una inspección rutinaria para comprobar que las alumnas llevan puestas sus bragas para evitar que las criaturas se dediquen a traficar comercialmente con las mismas.
El asunto funciona de la siguiente manera: La chica se compra el producto (bragas) a precio normal, lo usa durante uno o varios días y luego lo vende al comerciante especializado multiplicando su precio original. El vendedor le asigna un valor al producto final en base a diversos factores como el período de maduración, la decoración, el aroma o el lugar de procedencia (dependiendo del prestigio del centro académico al que asiste la chica).
¡Ya se pueden imaginar para lo que las va a usar el propietario final...!
Una forma sencilla de obtener ingresos para sus gastos personales la de éstas colegialas japonesas. ¿Os imagináis a nuestras alumnas de colegios e institutos españoles dedicadas a este comercio de lencería usada?
Y para adquirirlas nada más fácil, existen máquinas expendedoras en las calles y tiendas especializadas.
Parece ser que el Gobierno Japonés ha decidido retirar las "máquinas expendedoras de ropa interior usada", cuyos efluvios tanto atraían a "freaks" de todo el mundo. Parece que el problema no es el producto en sí, sino la forma poco ética en la que se obtenían las bragas en cuestión.
¡JAPÓN ES UNA FUENTE INAGOTABLE DE SORPRESAS!
No hay comentarios:
Publicar un comentario