Acabo de concluir la lectura de “AZALEA ROJA”, de Anchee Min (Debolsillo, 285 páginas).
En los últimos años de la China de Mao nada escapaba al control de un Estado paranoico: la belleza inspiraba desconfianza y el amor podía ser castigado con la muerte. En Azalea roja, Anchee Min narra sus turbulentos años de formación en este mundo opresivo: desde su condena a trabajar como campesina en un campo de reeducación por sus ansias de libertad y sus amores lésbicos, hasta su milagrosa redención gracias a la participación en la versión cinematográfica de una de las óperas políticas de Madame Mao.
Con una estricta formación maoísta, fue líder de los pequeños guardias rojos y a los diecisiete años, dentro de un “programa de reeducación” fue enviada a una granja para cultivo y recolección de algodón. Tras varios años, fue seleccionada para interpretar a la mujer de Mao en una película, que no se llegó a filmar por la caída en desgracia de ésta. Trabajó como empleada en un estudio de cine, hasta que en 1984, gracias a la intervención de una compañera, marchó a Estados Unidos. Trató de asistir a varias universidades, pero no pudo a causa del desconocimiento del idioma. En 1990, ya conocedora de la lengua, se graduó en Bellas Artes en el Instituto de Arte de Chicago. Compagina la escritura con la pintura, fotografía y música.
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