domingo, 10 de mayo de 2009

Imagen de mujer


Hace ya más de un mes que no "posteo" sobre mis vivencias y avatares cotidianos. La verdad es que desde que inicié el blog a primeros de año mi actividad ha ido decreciendo de manera ostensible. Me conozco, empiezo las cosas con un afán desmesurado y poco a poco voy desinflándome, si bien en mi descargo he de decir que dispongo de poco tiempo al día para compatibilizar todo aquello que me gustaría realizar. Ahora estoy de nuevo inmerso en la lectura. Me apasiona la literatura y me entrego a ella como mínimo tres horas diarias con lo que agoto mi cupo de ocio.

El pasado viernes tuve que acercarme al Centro de Salud a por las recetas de mi dosis de medicamentos mensuales y allí me encontré con Ani que voluntariamente me ignoró. Ani es una de las dependientas de la sección de librería de El Corte Inglés que me atienden periódicamente. Es joven, rubia, muy mona y agradable, vive al lado de mi casa, está casada con un maestro y tiene una niña encantadora que se llama Anita. Por Raúl, el del “Dados”, me enteré que hace uno o dos años tuvo un aborto, y a través de una de sus compañeras supe el otro día que estaba de baja por maternidad. Te deseo que esta vez salga todo bien.

A la espera de ser llamado por la Doctora, me senté casualmente frente a ella. Cuando me di cuenta de su presencia observé que desde el primer momento tenía desviada la mirada hacia la ventana y así permaneció hasta que entró en la consulta acompañando a una mujer mayor, bajita, con toda la apariencia de ser de pueblo. Al salir de la consulta, volvió a desviar la mirada para no encontrarse con la mía y así evitar saludarme. Me intrigó muchísimo su comportamiento y puesto a romperme el coco deduje que lo hizo tal vez porque estaba avergonzada de que la viera en compañía de esa mujer que podría ser su madre, su suegra o su abuela. No le encuentro otra explicación, pues verme estoy completamente seguro de que me vio y reconoció.

Ani es una mujer que llama la atención, es elegante, tiene muy buen tipo, y a pesar del uniforme hay algo en ella que desprende clase y estilo. Vamos, que podría pasar por  hija de cualquier familia de clase media alta. Desconozco quien es su familia y de donde procede, pero tengo el presentimiento de que pudo sentirse avergonzada al verla en compañía de una mujer que delataba orígenes más humildes. Cierto que tenía una cara triste, como preocupada. Sus compañeras siempre que me ven por la calle me saludan y aunque a ella nunca la encontré fuera del lugar de trabajo estoy seguro de que también lo habría hecho desde que sabe quién soy. Voy a darte un margen de confianza Ani, ya que me desilusionaría mucho que rompieras la imagen que tengo de ti.

 

 

1 comentario:

  1. A alguna gente no le gusta saludar fuera de su trabajo, y yo es que no lo entiendo, quizá por mi naturaleza extrovertida y eso, pero no es la primera vez que la dependienta de un sitio al que voy siempre, o la misma enfermera que me atiende amablemente en un servicio, fuera HACE que no me conoce.... En fin, insondables misterios de la rza humana... JE JE

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