jueves, 23 de abril de 2009

Día de Castilla y León

Hoy, 23 de abril, se celebra el día de la Comunidad de Castilla y León recordando la sublevación de los comuneros castellanos contra el Rey  Carlos I de España que tuvo lugar en el año 1521. Para unos día de orgullo, reivindicativo, pero para los leoneses -entre los que me encuentro-, una triste fecha que nos recuerda la anexión forzada a la Comunidad de Castilla de la mano de un personaje leonés, Rodolfo Martín Villa, que pasará a nuestra  historia como un felón y un auténtico cabrón.

Sin menosprecio a sus virtudes y valor, los cabecillas sublevados, Juan Bravo, Padilla y Maldonado, solo me recuerdan el nombre de tres calles en el madrileño barrio de Salamanca que frecuenté en numerosas ocasiones durante mi etapa en Madrid.

En el año 1517  Carlos I (nieto de los Reyes Católicos e hijo de Juana la Loca) es nombrado rey de España, nacido y educado en Flandes, cuando llegó a nuestro  país no hablaba castellano. Esta circunstancia, unida a que elevó los impuestos para combatir la grave crisis económica que atravesaba Castilla desde la muerte de Isabel la Católica y que la mayoría de los cargos públicos eran ocupados por consejeros flamencos, hizo que en Castilla se creara un malestar generalizado en contra del Rey.

En el año 1519, dos años después de su coronación como Rey de España, recibe la notificación de su elección como emperador de Alemania. El viaje hasta este país es largo y para poder realizarlo necesita recaudar fondos de Castilla. Las cortes otorgan 220 millones de maravedíes para realizar su viaje a Alemania y poder ser coronado emperador como Carlos V de Alemania.

Con la marcha de Carlos I a Alemania, el monarca dejó un clima de descontento contra su persona que iba en aumento.  La rebelión estalla en Toledo y se extiende por varias ciudades españolas (Burgos, Cuenca, Guadalajara, Salamanca, Segovia, Valladolid, Zamora...). Las revueltas estaban lideradas por sectores liberales; entre los personajes sublevados, destacan el toledano Juan Padilla, el segoviano Juan Bravo y el salmantino Francisco Maldonado.


Las milicias comuneras, dirigidas por Juan de Padilla  a principio de 1521 tomaron algunas zonas de Castilla, pero el 23 de abril de 1521 las tropas imperiales vencieron al ejército comunero en la localidad vallisoletana de Villalar e hicieron prisioneros a los cabecillas de la rebelión, Padilla, Bravo y Maldonado que fueron decapitados en la plaza de  Villalar  el 24 de abril de 1521.
Después de la derrota de Villalar, el movimiento comunero se desintegró, y las ciudades castellanas capitularon una tras otra.

A partir de 1932 el pueblo de Villalar, situado en la provincia de Valladolid, adoptó adoptó el calificativo de “Villalar de los Comuneros”. En dicha localidad existe un obelisco en la Plaza Mayor, donde se encuentra la piedra en la que decapitaron a los comuneros.

El 23 de abril, en Villalar, se celebra el día nacional de Castilla, pero no se conmemora sólo una guerra perdida, sino una lucha mantenida, una memoria viva que recuerda cada año la resistencia de un pueblo a perder su nación y sus libertades. Cada 23 de abril las campas de Villalar se llenan de gentes peleonas y de izquierdas para recordar la derrota de los comuneros. Los comuneros defendían los derechos y privilegios de los burgos castellanos frente al despotismo centralista del nuevo monarca.

La noche del día 22 se ameniza con música joven para animar la estancia a la gente que viene a acampar. Durante el día 23 hay diversos actos: música regional durante todo el día, ofrenda en el obelisco, actos políticos, mítines variados y actos reivindicativos.

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