Acabo de concluir la lectura de "SOCORRO, PERDÓN" de Frédéric Beigbeder (Anagrama-Compactos, 247 páginas).
Octave Parango, el protagonista de 13’99 euros, vuelve a la carga. Unas cuantas cosas han cambiado, excepto sus neurosis y su peculiar forma de enfrentarse a la realidad. Octave vive ahora en Rusia y trabaja como cazatalentos para Ideal, líder mundial de la industria cosmética. Y los talentos que debe encontrar son chicas, las más guapas del mundo, a ser posible. En esta descarnada y desternillante novela nos sumergimos en el Moscú de atascos monstruosos y boutiques de superlujo, donde poderosos oligarcas ostentan sus Rolex de oro y compiten con sus colegas por tener en su cama a la más joven, la carne más fresca. Una ácida crónica en la que los temas son eternos y contemporáneos, la belleza y el sexo; la impudicia del dinero y las locuras de la mundialización. Pero también la historia de un amor loco, el que siente Octave por Lena, una etérea rubia de ojos claros y catorce años...
«La mejor novela publicada por Beigbeder hasta la fecha» (M. Salazar, Deia); «Un retrato crítico y descarnado sobre el modo de vida de la actual Rusia» (Guillermo Busutil, La Opinión de Málaga).
«La revista Lire, donde Beigbeder publica cada mes una crónica que subleva a unos e hipnotiza a otros, pero que todos leen, se pregunta en uno de sus titulares si el escritor es un bufón o un escritor. Lo justo es anunciar en grandes letras que es un bufón muy divertido y un inteligente escritor. Siempre divertido, y con cada novela, mejor escritor» (Bernard Pivot, Le Journal du Dimanche).
Frédéric Beigbeder (Neuilly-sur-Seine, 1965) es autor de otras tres novelas, un libro de cuentos y un ensayo. Durante diez años simultaneó su trabajo publicitario con colaboraciones en diferentes medios de comunicación como cronista de la noche o crítico literario en revistas, periódicos y programas de radio y televisión. Con "13, 99 euros" tuvo un éxito extraordinario, encabezando durante meses las listas de best-sellers, y de paso fue despedido fulminantemente de la agencia de publicidad en la que era un brillantísimo creativo.
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