- Unas ostras de Ostende, preciosas y gruesas, semejantes a pequeñas orejas encerradas en conchas y que se derretían entre la lengua y el paladar como bombones salados.
- Sopa.
- Una trucha rosada como carne de doncella.
- Unas chuletas de cordero, tiernas, ligeras, tendidas sobre un lecho espeso y menudo de puntas de espárragos.
- Un asado, a base de perdices y codornices, con guisantes.
- Una terrina de foie-gras acompañada por una ensalada de hojas dentadas, que llenaba como una espuma verde una gran ensaladera en forma de jofaina.
- Postres.
- Café y licores.
Después de tan agradable cena, salieron todos achispados y enardecidos y a partir del siguiente día el apuesto joven y la mujer casada se convirtieron en amantes.
Todo esto acontece en la novela de Guy de Maupassant, Bel Ami, que estoy leyendo en estos momentos.
¿A que mola cantidad?
Yo me apunto a los postres....
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