sábado, 27 de junio de 2009

Una cena muy molona

Imaginaros esta puesta en escena: París, finales del siglo XIX, cuatro comensales cenando en un reservado del Café Riche. Un matrimonio, una mujer casada y un apuesto joven soltero, todos ellos muy excitados hablando de amor con picardía y mucho desenfado. Vino y champán en abundancia para acompañar una cena integrada por los siguientes platos:
  1. Unas ostras de Ostende, preciosas y gruesas, semejantes a pequeñas orejas encerradas en conchas y que se derretían entre la lengua y el paladar como bombones salados.
  2. Sopa.
  3. Una trucha rosada como carne de doncella.
  4. Unas chuletas de cordero, tiernas, ligeras, tendidas sobre un lecho espeso y menudo de puntas de espárragos.
  5. Un asado, a base de perdices y codornices, con guisantes.
  6. Una terrina de foie-gras acompañada por una ensalada de hojas dentadas, que llenaba como una espuma verde una gran ensaladera en forma de jofaina.
  7. Postres.
  8. Café y licores.
Después de tan agradable cena, salieron todos achispados y enardecidos y a partir del siguiente día el apuesto joven y la mujer casada se convirtieron en amantes.

Todo esto acontece en la novela de Guy de Maupassant, Bel Ami, que estoy leyendo en estos momentos.

¿A que mola cantidad?


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