domingo, 28 de junio de 2009

Bel Ami


Acabo de concluir la lectura de "Bel Ami", de Guy de Maupassant (Alianza Editorial, 437 páginas).

"Bel Ami" nos cuenta la historia de un sin sorga, Georges Duroy, un soldado del ejército francés en Argelia que llega a París sin blanca y sin ganas de trabajar lo más mínimo. Bel Ami (así será apodado por sus sucesivas amantes) no ha sido agraciado con el don de la inteligencia ni la cultura, pero es atractivo físicamente, con lo que, naturalmente, cautiva la atención de todas las mujeres que se le ponen por delante.

Con estos mimbres no es de extrañar que Bel Ami decida, instigado por un antiguo amigo suyo, ser periodista. Lamentablemente no sabe escribir, ni trabaja nunca en nada, ni hace nada de provecho, ni se molesta en cultivar su mente y su espíritu para, algún día, elaborar un artículo interesante. Puede resultar sorprendente que Bel Ami no se encaminase desde un principio hacia el funcionariado, pero tal y como nos es descrita su vida en la novela parece que con el periodismo se ganaba más y se trabajaba menos.

Para ello Bel Ami sólo tiene que comportarse como un auténtico periodista: dedicarse a buscar contactos que trabajen por él, consigan concertarle comidas y cenas conspirativas con personajes importantes y le permitan llevar un ritmo de vida mucho más desenfrenado que el que su condición de periodista podría hacernos sospechar. La novedad estriba en que los individuos que le permiten ascender socialmente no son empresarios, ni políticos, sino las mujeres de los mismos. Las mujeres, las sucesivas y simultáneas amantes y esposas de Bel Ami, serán las encargadas de asegurar que nuestro héroe llegue algún día al objetivo último de todo profesional de la información que se precie: lucrarse.

La novela describe el ascenso de Bel Ami a la cima social desde unos misérrimos comienzos en los que el protagonista, con buen gusto por su parte, antepone un buen vino o una fiesta al pago del alquiler o la adquisición de unas ropas aceptables para andar por ahí. Bel Ami es un auténtico petimetre que, sin embargo, va subiendo escalas gracias a diversas mujeres, algunas amantes ocasionales, otras primero amantes y luego esposas, y otras (nuestras preferidas) amantes dinásticas, esto es: Bel Ami se acuesta primero con la mujer de su jefe y posteriormente consigue casarse con la hija, adquiriendo una importante herencia que le garantizará seguir como hasta entonces de por vida: con más amantes y fiestas y sin dar nunca un palo al agua.




Henry Réne Guy de Maupassant (1850-1893).
Novelista francés. A pesar de que provenía de una familia de pequeños aristócratas librepensadores, recibió una educación religiosa; en 1868 provocó su expulsión del seminario, en el que había ingresado a los trece años, y al año siguiente inició en París sus estudios de derecho, interrumpidos por la guerra franco-prusiana y que reemprendería en 1871.

En 1879, su padre logró que ingresara en el ministerio de Instrucción Pública, que pronto abandonó para dedicarse a la literatura, por consejo de su gran maestro y amigo G. Flaubert. Éste lo introdujo en el círculo de escritores de la época, como Émile Zola, Iván Turgueniev, Edmond Goncourt y Henry James.

Su primer éxito, que apareció un mes antes de la muerte de Flaubert, fue el célebre cuento Bola de sebo, recogido en el volumen colectivo Las noches de Medan (1880). El mismo año publicó su libro de poemas, Versos. Afectado durante toda su vida de graves trastornos nerviosos, en 1892, tras un intento de suicidio en Cannes, fue ingresado en el manicomio de París, donde murió, después de dieciocho meses de agonía, de una parálisis general.

Maupassant es autor de una extensa obra entre cuentos y novelas, en general de corte naturalista. De ellas cabe señalar: La casa Tellier (1881); Los cuentos de la tonta (1883); Al sol, Las hermanas Roudoli y La señorita Harriet (1884); Cuentos del día y de la noche (1885); La orla (1887); las novelas Una vida (1883), Bel Ami (1885) y Pierre y Jean (1888). Después de su muerte se publicaron varias colecciones de cuentos: La cama (1895); El padre Milton (1899) y El vendedor (1900).

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