sábado, 10 de enero de 2009

GLOBOS DE PAPEL


Uno de los recuerdos más gratos de mi infancia son los veraneos en Betanzos (A Coruña) en casa de mi abuela Rafaela. Todo empezaba el día en que mis padres me acompañaban a la estación de ferrocarril de León para embarcarme en el “Shanghai”, en un vagón de tercera, encomendado a la vigilancia y custodia de la correspondiente pareja de la guardia civil.

¡Qué pintoresco viaje! Aquellos asientos corridos de madera que se te clavaban en todo el cuerpo. Las continuas paradas aprovechadas por vendedores de mantecadas de Astorga, gaseosas, fruta, pan, tabaco, etc. La carbonilla tiznándote la cara al asomarte por la ventanilla. La variopinta fauna humana que te acompañaba en el vagón ofreciéndote compartir sus viandas y bebida. Los inmundos retretes, el traqueteo del tren, las miradas tristes, perdidas en el horizonte, de los presos esposados que custodiaba la pareja de la guardia civil en los traslados. Algún que otro estraperlista de poca monta que pretendía hacer su negocio con los viajeros. Eran años de posguerra, de miseria y hambre.

Tras doce o catorce horas de viaje, el tren llegaba a la estación de Betanzos Infesta en donde me estaba esperando mi tío Justo con el taxista para bajarnos a la ciudad. Nada más entrar por la puerta de la casa familiar mi abuela me deshacía la pequeña maleta y me requisaba el dinero que me habían entregado mis padres para administrarlo ella a base de pequeñas propinas; su proverbial austeridad lograba que regresara a León con parte del dinero.

Allí me encontraba con mis primos de Betanzos y con mis primas de León, con las que casi siempre coincidía y compartía techo, comida, playa y juegos. La verdad es que mis primas eran para mí como hermanas. Uno de los momentos más esperados del verano era el de las fiestas en honor de la Virgen y San Roque. Había dos momentos estelares, el del lanzamiento del famoso Globo de papel de 140 kilos de peso y 25 metros de altura y el de la romería fluvial de Los Caneiros. Hoy toca hablar de globos.

El primer globo lanzado en Betanzos tuvo lugar el 29 de mayo de 1814 para celebrar la revocación de las Cortes de Cádiz y la reinstauración del poder real (Fernando VII) gracias al golpe militar del general Erguía, lo que no puede considerarse precisamente un acontecimiento jubiloso, al menos para una gran mayoría. Veintisiete años más tarde, en 1841, nació la tradición de soltar el globo todos los 16 de agosto con motivo de las fiestas en honor a San Roque. A Claudino Pita, -librero, pionero de la cinefilia e indudable soñador- allá por 1875 le dio por construir un globo de papel y contemplar cuánto podía subir sobre los cielos de Betanzos en la noche de San Roque, fiesta de la localidad.

En principio se trata de un invento más bien simple. Varias láminas del papel más fino unidas en forma de ovoide, mediante un engrudo, cuya fórmula secreta ha pasado de generación en generación entre los descendientes de Claudino Pita. El almidón de la patata con denominación de origen gallego y la harina de centeno dicen que figuran, entre otros, con los ingredientes de tan hermética alquimia. De hecho, son ellos quienes, bajo el nombre artístico de La Familia Pita, tienen en honra ser los únicos a quienes se les permite la construcción tanto de este globo como la del hermano menor que en las últimas décadas le ha salido en la población ourensana de Celanova, con idéntico fin y parecida fecha.

El globo, confeccionado en 16 cuarterones decorados con dibujos y viñetas alusivas a la actualidad y de tono humorístico, comienza a ser inflado al pie de la torre de Santo Domingo a las 23.30 horas. La familia Pita, junto a una cincuentena de colaboradores, prenden el fuego, que se va alimentando con manojos de paja de centeno y papeles retorcidos hasta que se hincha completamente y puede elevarse, después de colgar una barquilla, tras encontrar vientos favorables y una vez cortada la cuerda que amarra el aerostato a tierra.

Antes del lanzamiento del globo, a las siete de la tarde, se celebra en la iglesia de Santo Domingo la Función del Voto, la tradición más antigua de Galicia. Desde el año 1416 los alcaldes de Betanzos se arrodillan ante San Roque y en nombre de todos los brigantinos reiteran su agradecimiento al santo por haberles liberado de la peste, enfermedad que asoló muchos países en la Edad Media.

Como los niños lo imitábamos todo, henos aquí a toda la chavalería de Betanzos compitiendo por ver quién construía y lanzaba el mejor globo de papel. Comprábamos papel de seda de colores y con engrudo de patata pegábamos cuidadosamente los diversos cuarterones. Después uníamos la boquilla con alambre y en el centro colocábamos, bien sujeto, algodón impregnado de gasolina. Ya sólo quedaba, elegir el lugar del lanzamiento, prender la mecha y angustiados contemplar si el globo se elevaba. Algunas veces fracasábamos en el intento, pero no nos desanimábamos. Otro globo nos estaba esperando.

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