martes, 13 de enero de 2009

¡PUTA BRONQUITIS!

Tenía que suceder hoy, precisamente hoy, un martes y trece. ¡Y yo que no creía en las supersticiones! A partir de ahora a tocar madera. Cuidadin con cruzarse con gatos negros, pasar debajo de alguna escalera, romper algún espejo o derramar sal en la mesa.

Hay días que se te joden completos desde primera hora y hoy ha sido uno de ellos. Cuando contemplé los restos sanguinolientos de mis primeras flemas mañaneras, he de reconocer que me puse lívido. Me vino al recuerdo un viernes, 24 de abril de 1998 en que comenzó mi calvario particular de jodido hipertenso. Puta suerte, se acabó el tabaco, el café, la sal, el alcohol, comer lo que me saliera de ahí , otras cosas, y además me convertí en pastillero para el resto de mi existencia.

La ciudad amaneció cubierta con diez centímetros de nieve y con un frío de pelotas. Llamé al Centro de Salud para reservar hora con mi galena y me daban cita para el viernes, cuando oh sorpresa la telefonista me pregunta por mis cuitas y me consigue cita para las 10,05 horas con el doctor que hacía las urgencias de mi doctora. Sorteando la puta nieve, llego a la consulta con cara de acojono y tras auscultarme y placarme en rayos me confirma que tengo una bronquitis de tres pares. Me receta antibiótico y un mucolítico en jarabe, y me dice que vaya por la tarde a la consulta de mi doctora para que ella dictamine.

Un tanto aliviado por el diagnóstico –temía algo peor-, y después de utilizar el móvil para comunicárselo a mi churri, emprendí el regreso a casa entre la jodida nieve cuando de pronto diviso abierta la churrería del bulevar, no me pude contener y compré una docena y media de churros que me fui ventilando por la calle. En el Dados, me hice con El País y obsequié a Raúl con un churro, generoso que es uno, y ya en casa dimos entre todos buena cuenta de los que quedaban. ¡Qué buenos estaban joer!. Pobre régimen el mío si mi galena tuviera la consulta por las mañanas, me iba a poner morado de churros y de sobrepeso.

Paso el resto de la mañana de una hostia que para qué. Y después de comer me encamino de nuevo al Centro de Salud en donde la doctora me confirma el diagnóstico y la medicación. Aprovecho para obtener las recetas de mis pastillas, me paso por Mercadona a por la dósis de agua mineral y recalo en la farmacia en donde Ana me despacha el antibiótico y el mucolítico y como es muy maja y está muy buena, pues la compro un termómetro digital por lo del medio ambiente y eso. De nuevo en casa, a duras penas consigo hacer algo de provecho y con el mono del tabaco a cuestas me enciendo un vegafina mini y como dice el “Maqui”: pues eso, pues fale, pues a tomar por culo con la bronquitis.

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