martes, 27 de enero de 2009

"A mal tiempo, buena cara"

De hacer caso a las manifestaciones que vienen realizando últimamente ciudadanos de toda condición, incluidos los periodistas, en los diversos medios de comunicación de este país sobre la crisis económica que nos acogota, el único responsable de tal situación es el Gobierno con su Presidente al frente, por su falta de previsión y por su desbordante optimismo. Los ciudadanos de a pié quedan exonerados de toda culpa.

Aquí, quien más o quien menos ha estado viviendo por encima de sus posibilidades desde hace mucho tiempo, sin hacer caso de los avisos que cada vez con más insistencia nos enviaban las entidades financieras, los expertos en economía, el Banco de España y otras instituciones competentes.

Pero al ciudadano de a pie la “burbuja inmobiliaria”, el nivel de endeudamiento de las familias, el aumento de la morosidad, la mala marcha de la economía mundial, se la traía al pairo. Se hipotecaba alegremente con la adquisición de la vivienda, el nuevo automóvil, los estudios de los hijos, los bautizos, primeras comuniones, vacaciones, y demás zarandajas. Pensaba que tenía un trabajo de por vida y que papá Estado ya se ocuparía de protegerle de posibles adversidades.

En el colmo del cinismo, se culpa a las entidades financieras por las facilidades en conceder créditos y ahora se clama contra ellas porque al parecer han cerrado el grifo. Es como para ponerse a mear y no echar gota. Al final, lo de siempre, nosotros nunca somos culpables, son los otros.

Lo del paso de la dictadura a la democracia a la mayoría de los ciudadanos les ha venido grande, les ha pillado como suele decirse en bragas. Papá Estado sí, pero con libertad para hacer todo aquello que nos venga en gana y que antes nos estaba vetado. Derechos todos, responsabilidades muy pocas y sentido común menos. Seguimos siendo un país de analfabetos funcionales, con una escala de valores en donde el dinero ocupa el primer lugar. Se piensa y se razona poco y apenas se lee. La cultura y los conocimientos son minusvalorados social y económicamente.

Mis nociones de economía son muy limitadas pero siempre he tenido muy claro que no debía gastar más de lo que tenía y que existían períodos de vacas gordas y de vacas flacas, y que para afrontar estos últimos había que ir metiendo de vez en cuando algo de dinero en el calcetín. Vivo de alquiler, nunca he tenido vivienda propia, el vehículo que utilizo no es mío y hace más de 28 años que no voy de veraneo. Y aquí estoy, no me ha pasado nada, no he engañado a nadie y sigo siendo el mismo de siempre, pero eso sí duermo de puta madre.

Un consejo: que cada uno se apañe con lo que tiene, que aspire a progresar con prudencia e inteligencia, pero sobre todo que lo disfrute día a día y como dice el refrán “a mal tiempo buena cara”, que enfocar la vida con humor nos mejora.

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