lunes, 9 de marzo de 2009

Las chilenitas


Me acuesto muy tarde, tengo que cambiar algo mis hábitos pues de lo contrario me voy a quedar dormido encima del escritorio. Hoy, me he pasado toda la mañana bostezando y se me cerraban los ojos. Menos mal que, a  trancas y barrancas, pude sacar algo en limpio del trabajo programado. Lo malo de todo esto es que cuando me siento más inspirado para escribir es a partir de las 12 de la noche. Y para más inri, no puedo tomar café, ni ningún otro estimulante.

Las noches vuelven a ser mis horas brujas. Rodeado por el silencio, me concentro al máximo y doy rienda suelta a la imaginación. En mi época de universitario todo lo provechoso lo hacía por las noches, estudiar, conversar, divertirme. Cuando empecé a trabajar se rompió el encanto al tener que madrugar, y ya de casado tuve que adaptarme a los horarios impuestos por la vida en familia.

Ayer comentaba que iba a reiniciar mis hábitos de lectura, y así ha sido. Después de trabajar terminé por fín de leer “Memoria de mis putas tristes”, de Gabriel García Márquez, que la verdad pasó sin pena ni gloria. Novela corta, con un argumento un tanto estrambótico que no me llenó en absoluto. El que un anciano, de 90 años, quiera celebrar su cumpleaños desvirgando a una niña de 13, a la que no llegará a tocar, y de la que acabará enamorándose, al tiempo que pasa revista a su anodina vida de soltero y fornicador consumado, sólo con prostitutas, pues que queréis que os diga, a mí la verdad ni fu ni fa.

Así que, aprovechando que tenía que sacar los boletos semanales de la Lotería Primitiva, adquirí en El Corte Inglés “Travesuras de la niña mala”, de Mario Vargas Llosa, cuyo primer capítulo “Las chilenitas” me encantó. La acción transcurre en 1950, en el barrio limeño de Miraflores, en un fabuloso verano en el que el protagonista cumple 15 años rodeado de amigos de ambos sexos. El hecho más notable fue la llegada al elitista barrio de dos hermanas Lily y Lucy que dijeron proceder de Santiago de Chile y que al final resultaron ser unas impostoras huachafitas de algún barrio modesto de Lima. La verdad es que promete buenos momentos la lectura del libro, creo que acerté de pleno.

También reservé “El vagón de las mujeres”, de la escritora india Anita Nair, de la que ya leí el año pasado “Las nueve caras del corazón”. Trataré de sacar tiempo de donde sea para poder compaginar el blog con la lectura y con mis otras actividades diarias. Aprovechando el buen día, salí a las 20,30 h., como de costumbre, a dar mi paseo. Nada que reseñar en particular. ¡Insisto, me falta tiempo para todo!

1 comentario:

  1. Yo no leí ninguna de las dos que nombra. ahora estoy leyendo "La elegancia del erizo", por momento es demasiado elevada (mucha filosofía) y por otro, simplemente magistral. A ver cómo sigue.
    Eso sí, desde que descubrí la biblioteca, no gasto un céntimo, hay de todo lo que se le ocurra. Qué pena que tardé 7 años!!!

    Yo le recomendé a CHB (Carlos Hugo Becerra) que viniera a espiar este blog. Es que ayer posteó sobre el tango y le comenté que a usted le encantaba. Veo que se ha puesto entre sus seguidores.
    Él es un argentino que vive en Melilla y está esperando un transplante de corazón (que no tardaré en llegar) Quizás le guste su blog, es una bellísima persona.

    http://carloshugobecerra.blogspot.com/

    (vi que tiene varios, pero yo sigo éste)

    Bona nit, guapo!!!

    ResponderEliminar