domingo, 22 de febrero de 2009

"Algo espiritual"



Coño como se ha puesto esto de la “alta cocina” española. Leo en la prensa de hoy que Andrés Madrigal, jefe de cocina de Alboroque, una estrella Michelín y nombrado mejor restaurante de 2008, se comió la placenta de su hija en Navidad.

Este restaurante, que se encuentra dentro de un antiguo palacio en la calle de Atocha, 34 de Madrid, se publicita como “mucho más que un restaurante, un auténtico laboratorio gastronómico y enológico donde la investigación, la técnica, los conceptos y la filosofía se transforman en la más alta cocina construida sobre la tradición y la reinterpretación”.


Dice el cachondo de Madrigal: “Me recordaba al hígado de cualquier animal de caza. Hice placenta en reducción de naranja y le eché caramelo y un poco de pimienta para que desapareciera la hiel y el posible sabor a caza, y la trituré. Como un batido. La comimos entre ocho. En España no es normal, pero sí en el centro y norte de Europa. Tiene muchísimas vitaminas. Y fue algo espiritual”.


Hasta hoy, creía que únicamente los buitres y otras aves carroñeras se afanaban las placentas de los animales recién nacidos y que los humanos estaban recurriendo últimamente a conservar los cordones umbilicales de sus bebés, por lo de las células madre. Pero lo de Madrigal además de ser una guarrería es pura antropofagia.


Este menda, no pone los pies en ese restaurante, ni loco de atar, mientras esté al frente de los figones Andrés Madrigal. Sus exquisiteces se las dejo probar a los sesudos gastrónomos y periodistas especializados. A saber con qué delicias “made in Madrigal” les puede sorprender en cualquier momento. ¡Jo, que asco, se me ha revuelto el estómago!

1 comentario:

  1. Este post es para cerrar el apetito, jeje!

    Una de cal y una de arena :)

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