jueves, 5 de febrero de 2009

La vida es sueño




Mi vida diaria es pura monotonía. Desde que me levanto hasta que me acuesto se repiten movimientos, actuaciones, palabras, lugares, personajes, como si estuviera programado. Hasta los fines de semana y festivos son todos parecidos. Y eso me revienta, soy una persona inquieta, rebelde, muy inconformista. Pero hay que planificarse y adaptarse a la realidad, o mejor dicho a mi particular realidad. Mi único escape son los momentos de ensoñación y suscribo plenamente los versos de Calderón de la Barca, en la Vida es Sueño, cuando dice:

Sueña el rico en su riqueza, que más cuidados le ofrece; sueña el pobre que padece su miseria y su pobreza; sueña el que a medrar empieza, sueña el que afana y pretende, sueña el que agravia y ofende, y en el mundo, en conclusión, todos sueñan lo que son, aunque ninguno lo entiende.


Yo sueño que estoy aquí destas prisiones cargado, y soñé que en otro estado más lisonjero me vi. ¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.

Soñamos lo que somos y deseamos ser, aunque a veces no lo entendamos y otras nos asuste. A través de nuestros sueños nos comprendemos mejor y eso nos ayuda a posicionarnos en la vida. Soy un soñador compulsivo, de eso estoy convencido, y me gusta ser así. Pero también soy una persona muy práctica y puedo desconectar cuando quiero y distinguir entre realidad y ensoñación.

Habitualmente sueño despierto y en consecuencia elijo mis sueños, que suelen ser pacíficos. En ellos aparezco unas veces lleno de poder y riquezas, otras como un gran seductor rodeado de maravillosas mujeres, también triunfando como intelectual o profesional de gran renombre, gozando a tope de todos los placeres mundanos. De vez en cuando, mis sueños me elevan el espíritu y me encuentro repartiendo por doquier bienes terrenales y consuelo a los más necesitados. Y en momentos puntuales, me veo como un auténtico cabronazo vengativo, sometiendo a mil y una perradas a aquellos que me la hicieron, y la verdad es que me quedo muy, pero que muy tranquilo y feliz. Así que ya sabeis, cuidadin que puedo ser muy malo.

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