domingo, 8 de febrero de 2009

Takashi Murakami: el Andy Warhol japonés.




Nacido en Tokio en 1962, Murakami es uno de los más influyentes y aclamados artistas asiáticos del siglo XX, debido a la creación de un amplio y particular espectro de trabajo que une el arte, el diseño, la animación, la moda, y la cultura popular.

Colabora con la marca de moda Louis Vuitton desde 2003, cuando recibió el encargo de dar color al logo de Vuitton por parte de Marc Jacobs. Los bolsos de piel diseñados por Murakami oscilan entre los 1.300 y 2.200 dólares.



Dio sus primeros pasos en el arte Nihonga, un estilo pictórico que prima el uso de materiales y técnicas tradicionales japonesas, y nacido a finales del siglo XIX como reacción a la influencia de Occidente en la cultura nipona. No obstante, pronto cambió de tercio centrándose en la obsesión de buena parte de la sociedad asiática por el manga y los dibujos animados (otaku).





Posteriormente fundó el movimiento artístico Superflat con el objetivo de representar lo que él denomina la cultura Poku (Pop+otaku) y cuyas características formales más importantes son: imágenes basadas en la animación, colores planos y una fuerte carga de fetichismo sexual. Entre sus obras más conocidas se encuentran sus “flores con caras” y sobre todo los personajes Kaikai y Kiki.



El contraste de los opuestos es un tema recurrente en la obra de este artista japonés: el bien y el mal, la dulzura y la perversión, el humor y la oscuridad. Es muy frecuente encontrar imágenes alegres y de tinte naif que, tras una lectura mas atenta, revelan un lado bastante mas oscuro; por ejemplo las aparentemente infantiles formas de setas que están omnipresentes en toda su obra, suelen leerse como una referencia a las nubes de hongo atómico provocadas por la explosión de las bombas atómicas arrojadas sobre Hiroshima y Nagasaki.





No se muy bien dónde encuadrar a Murakami porque ha sobrepasado con creces la categoría de “artista” para alcanzar el grado de “icono”, al menos en Japón. Desde luego, el negocio funciona a las mil maravillas: aunque sus obras alcanzan precios desorbitados, se puede también encontrar “accesorios” y reproducciones a precios muy asequibles.

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