sábado, 28 de febrero de 2009

Recuerdos de desamores (2)

Algunas seguidoras de mi blog sienten curiosidad por conocer algo más de mis tres desamores salmantinos citados en el post anterior.

Pues bien, la primera fue una quinceañera recién salida del colegio de monjas, hija de un ganadero de reses bravas que tenía una familia super numerosa. Era primeriza y tenía una cara angelical. Iniciamos una relación platónica, con citas a escondidas, paseos por el parque, y más adelante nos adentramos en oscuros pubs dónde dábamos rienda suelta a nuestra pasión. Cometí un grave error, no acudí a verla por el verano a pesar de sus ruegos y al regresar en septiembre me encontré con que me la había levantado un conocido de León, con quien mantuvo un noviazgo que parecía prometer mucho y que se quedó en “agua de borrajas”. Al final, cada uno por su lado. Es de la única que guardo un grato recuerdo.

La segunda, una morenaza, de mi estatura, cuyo padre poseía varias zapaterías, he de reconocer que era demasiado mujer para mi. Nos presentó, al igual que la primera, una familiar mía que, en vista del éxito obtenido con ambas, se negó en lo sucesivo a desempeñar el papel de Celestina. Me dediqué a exhibirla por Salamanca, íbamos a bailar, a tomar vinos, a fiestas, y me sentí envidiado por mis compañeros colegiales. Duró poco la cosa. Un buen día dejó de atender mis llamadas telefónicas. Salía con un vasco, jugador de la U.D. Salamanca, con el que creo que llegó a casarse.

A la última me la presentó un compañero del Colegio Mayor, con quien me llevaba muy bien. Era la hermana de su novia. Mal asunto, debí sospecharlo. La jodida tenía un carácter muy difícil. Su familia tenía muchos negocios y el dinero no era precisamente su problema. Yo más pelado que el culo de una mona, estudiante y además becario. Coincidió con mi primer verano de Campamento de las Milicias Universitarias en Montelarreina (Zamora). Me acompañaba al autobús y me esperaba al regreso los fines de semana, casi como por compasión. Yo vestido de uniforme y ella en plan pasota. Era muy fría y nada apasionada, no teníamos nada en común. Al concluir el campamento, discutimos y lo dejamos. Y como con las otras dos, “si te he visto, no me acuerdo”.

¿Satisfecha la curiosidad amigas? Pues sí, tres mujeres, tres errores cometidos

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. 1-Qué quiere decir que era "primeriza"? A esa edad daba la chica "rienda suelta su pasión"?

    2- A "exhibirla", cual vaca en concurso, jaja!

    Síiii, satisfecha :) Me encantaron las historias!!! Pero no son "errores", son experiencias. Yo ya debo llevar unas 60 experiencias, y aún no he encontrado mi "príncipe azul", jeje!!!

    Ahora estoy pensando, su hija y su mujer leen la sarta de tonterías que escribo yo en los comentarios?? Qué vergüenza!!! :)

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