domingo, 8 de febrero de 2009

Frío en el "Rastro"





Soy un coñazo, lo sé, pero es que hace un frío de tres pares de narices. Esto es como una pesadilla, llevamos así desde octubre del pasado año y no hay trazas de cambio. Es la conversación habitual con los vecinos, en los bares, por la calle, en cualquier lugar. Todos están hartos del frío y eso que por estas tierras deberíamos estar ya familiarizados, pero ni por esas, a esto no hay quien se acostumbre. Aquí el frío se siente más que la crisis económica, os lo digo yo, y para muestra un botón: los supermercados y centros comerciales llenos de ávidos consumidores, los bares repletos. O la gente tenía guardado el dinero debajo del colchón o a mí que me lo expliquen.

Hoy tocaba ir al “Rastro” a gastar. Yo compré colonia de “Poême” que me encargó mi hija y para mí “Esencia de Loewe”, dan el pego totalmente y el precio es muy bueno. Desde que descubrí este puesto hace años no he dejado de acudir a abastecerme regularmente, lo mismo que mi mujer y mi hija.

Unos guantes de lana forrados por dentro y un gorro de lana fue mi siguiente compra, los míos los tenía hechos polvo de tanto usarlos en los paseos invernales. Mi mujer por fin encontró las medias que andaba buscando y se hizo con unos cuantos pares para aguantar todo el año. Y como no hay dos sin tres y la próxima semana cumple años y además es San Valentín, se fijó en un bolso que la gustó mucho y se lo compré. De regreso a casa, nos detuvimos a tomar nuestro habitual aperitivo, muy contentos por las compras realizadas.

El “Rastro” que tenemos en León debe ser uno de los más grandes de España. Ocupa los dos lados del Paseo de Papalaguinda, lo que viene a equivaler a dos kilómetros si se colocaran en fila, uno detrás de otro, todos los puestos ambulantes que allí se encuentran instalados. Hay mercancía para todos los gustos, con marcado predominio del textil, vendedores de todas las etnias y razas, y lo frecuentan gentes de toda condición social –más aún en estos tiempos de crisis- a pesar de la climatología adversa. Como diría un catalán: “la pela, es la pela tú!

La comida en casa resultó magnífica: caldo berciano, callos a la madrileña y empanada gallega de berberechos, regada con un buen vino de rioja. Lo malo será mañana cuando me pese, no quiero ni pensarlo. Lo de los callos tiene su mérito pues era la primera vez que me los preparaba mi mujer, le quedaron perfectos y eso que ella no puede ni verlos.

1 comentario:

  1. Estuve allí en 2001, todo el domingo dando vueltas por el centro.
    Qué frío más horroroso hacía!!! Y que mal lo pasé...

    Tengo que modificar mis recuerdos de León, dejan mucho que desear.

    Besitos

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