El Albatros

Es mi ave preferida, un símbolo de fortaleza y resistencia, uno de mis talismanes de la buena suerte. Ya quisiera yo poder emularla, aunque fuera solo un poquito. Si me preguntaseis por qué escogí a esta ave de entre todas las que habitan el planeta como mi mascota ideal, no os lo podría decir, ni yo mismo lo entiendo. Tal vez su fonética , su poderío, los océanos, los veleros que llevan su nombre. No me desagrada su estética, pero he de reconocer que existen otras aves que son una auténtica maravilla.

El Albatros es el nombre común por el que se conoce a las grandes aves marinas de la familia de los Diomedeidos (pájaros carnero), y se encuentran en todos los océanos del mundo salvo en el Atlántico Norte. El Albatros Errante y el Real poseen la mayor envergadura de todos los animales voladores –más de tres metros y medio- y pueden llegar a pesar hasta 10 kilos.



Al volar, parecen aumentar aún más su tamaño. Sus enormes alas le permiten recorrer diariamente más de mil kilómetros sobre el mar, y un sofisticado método de planeo permite incluso aprovechar al máximo las condiciones del viento; es tan eficaz que apenas tiene que batir las alas. Algunos ejemplares de Albatros de Georgia del Sur - una isla situada al sureste de las Malvinas- han sido registrados dando la vuelta al mundo en 46 días.

Los Albatros son monógamos y mantienen una única pareja durante toda la vida. Vuelven a tierra sólo para reproducirse, para lo que emplean un ritual de cortejo muy elaborado. Anidan en islas áridas cercanas a la costa, utilizando el mismo nido durante toda su vida. Sus huevos son los más grandes de todas las aves marinas y tardan más de 80 días en eclosionar. Una vez puesto el huevo, es incubado por ambos padres, que luego se encargarán de la alimentación del polluelo durante 10 meses. Transcurre casi un año antes que estén listos para volar. De las 21 especies reconocidas por la Unión para la Conservación de la Naturaleza, 19 están en peligro de extinción.

¡A que mola mi pajarraco!