martes, 3 de febrero de 2009

Elucubraciones mentales sobre el sexo


Hoy, para aprovechar el tiempo, me levanté a las siete de la mañana. Para no variar hace frío y chispea nieve, pero tengo que acudir al INSS a recoger en mano la notificación de concesión de la pensión de jubilación. Me atendieron rápidamente y me entregaron un sobre con diversa documentación: la resolución (un pelín mayor de lo esperado, pero del todo insuficiente); certificado para la nueva tarjeta sanitaria de pensionista; cuestionario para enviar cumplimentado acerca del trato del personal; y un manual del pensionista que vete tú a saber las chorradas que dice.

De regreso a casa, iba haciendo cuentas de lo mucho que tendría que gastar en la lotería, primitiva, bono loto, etc. para cuadrar el presupuesto mensual, si la diosa fortuna me sonriera alguna vez, y de lo injusto de un sistema que sólo tiene en cuenta las cotizaciones a la seguridad social de los últimos quince años para calcular la base. También pensaba que de ahora en adelante los medicamentos me saldrían gratis y que podría disfrutar de descuentos en los medios de transporte. ¡Menos da una piedra!

Más tarde fui al Centro de Salud a solicitar la tarjeta sanitaria de pensionista y para concluir la mañana, previa adquisición de un par de botellas de agua mineral y tabaco, un par de vinos en compañía de mi mujer para no perder la costumbre. Después de comer, una hora de siesta como buen patriota y a trabajar un poco en casa.

Día de gestiones pues y de pensamientos elevados, algunos de los cuales quedan reflejados en mis dos post anteriores. La cerrazón, la intransigencia, la hipocresía, la desmemoria y la vileza de tantos italianos con la cúpula de la Iglesia Católica al frente. ¡Joer que tropa! Se me pone el vello como escarpias.

Estos días he visitado varios blogs de diarios personales, que son lo que a mí más me interesan, y me he dado cuenta que las mujeres son mucho más intimistas, profundas y sinceras que nosotros los varones. Me gusta su estilo desenfadado y atrevido, tal vez sea porque se identifica con ellas mi parte femenina, sensible y sufridora. Alguna vez he soñado que me metía dentro del cuerpo de una mujer y experimentaba durante un tiempo todas sus vicisitudes. No es ninguna tontería, por algo tenemos todos algo del otro sexo.

¿Y si toda la humanidad fuera hermafrodita? No, pensándolo bien estamos mejor como estamos, deseando tener la parte que no poseemos y haciendo ostentación de la propia. Esta visto que esto del sexo, en sus más variadas manifestaciones, es complicado de narices, pero está muy, pero que muy bien. Es la mayor fuerza de atracción universal y que siga siéndolo durante la eternidad. Mientras pensemos y practiquemos el sexo no caeremos en la tentación de hacer cabronadas varias al personal. Y se acabó por hoy, que de seguir así me voy a perder.

1 comentario:

  1. A mí me gustaría ser más sincera cuando escribo porque a veces he de tergiversar bastante las historias para no preocupar a los que me quieren. Eso sí, con el tiempo se me va conociendo y resulto muy transparente -y previsible-.

    Las diferencias hombre-mujer son preciosas, sólo hay que saber aprovecharlas.

    Un besito de bona nit.

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