miércoles, 25 de febrero de 2009

Sapore di sale sapore di mare





Qué nostalgia me entra al recordar esta bella y romántica canción, tantas veces escuchada y bailada en aquellos “guateques” de los felices años 60. Época de aprendizaje, escaseces y prohibiciones, que las hormonas soliviantadas, los sueños y los ideales de juventud supieron contrarrestar.

En la casa de algún amigo o familiar, y bajo la discreta vigilancia de alguna persona mayor, discurrían aquellos guateques que servían para conocernos los chicos y las chicas, bailar, y pasar las aburridas tardes de los domingos en invierno tomando un ligero refrigerio con escasas bebidas alcohólicas. Pero, ante todo, era la gran oportunidad para intentar iniciar una relación con la chica que nos gustaba, mientras tratábamos de sentir sus palpitaciones en un vano intento de aproximación física que los codos de ella impedía.

Canciones repetidas hasta la saciedad, casi todas lentas y románticas, cuyas letras tatareábamos al unísono mientras se cruzaban miradas furtivas y roces torpes de los cuerpos. Allí, se pactaban algunas citas para ir a pasear, al cine, o a una cafetería en solitario, sin la compañía de las amigas de turno.

Por el verano, durante las largas vacaciones, los guateques se sucedían un día sí y el otro también. En un chalet o en un prado, daba lo mismo. Eran más informales y más difíciles de controlar. El “picú”, los discos, los refrescos y las bebidas alcohólicas, las aportábamos los chicos. Ellas, contribuían con la merienda.

A medida que fuimos creciendo, los guateques se desmadraron. Y cuando nos vimos expulsados de aquellas fincas y chalets, encontramos el remedio a nuestros males en los prados. Allí, pusimos en marcha las “chocolatadas”, algo muy simple, churros y chocolate hecho en el mismo campo, tocadiscos a pilas, unos pocos discos y bebida alcohólica en abundancia. Los amores románticos dieron paso a escarceos amorosos que se trataban de llevar lo más lejos posible, con permiso de la pareja de turno.

Después vinieron los pubs, las discotecas y los coches, perseguíamos los mismos objetivos pero ya no era lo mismo. Aquel encanto de los viejos guateques pervivía en nuestra memoria incapaz de ser sustituido.

4 comentarios:

  1. :)

    Lo ha sacado del Facebook? Qué tramposo!!!

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  2. Vaya, cuando entré no había post!!!

    No me diga que fue una casualidad...(me refiero al apellido) Es que como yo no lo conocía...

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  3. Tocadiscos a pilas??
    Yo soy más joven, pero en mi casa había todos esos vinilos y hasta la saciedad los he escuchado, me sé qcada letra de pé a pá.
    Saludiños,

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  4. BIEEENNN!!!! Ya me deja publicar comentarios, aleluya aleluya!! Será que soy una nena buena, ja ja ja

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